ANONADADA NOCHE INTERIOR...

domingo, 7 de abril de 2024

CITA CON EL PRESENTE



Las páginas del cuaderno repletas de sonidos

que perforan el discurso

de un sol oculto

que ruge y va instalando

en el horizonte su circular perfil.

Nado contra la corriente

de los sillones tranquilos

y va serenándose todo alrededor.

Apenas quedan recuerdos

de las letras que, encendidas,

pronunciaban tu nombre.

Ahora la calma, envejeciendo,

se atreve a imitar una parodia

de amores eternos.

Quién que diga

los eslóganes íntimos

de los abrazos tan perdidos

en las cumbres nevadas

y en las playas

sedientas de bajamar.

Yo cuidando la vida que me rodea

en tanto el horror se aleja de los minutos más desiertos

y de voz más sonora.

La luna aparece

cuando los cuerpos ya laten

en los bordes de las canciones

y se desdicen desde la piel del tiempo.

Qué simulacro

en las visiones vespertinas

del juego vital con una baraja marcada

sobre la mesa de los tahúres.


No hay ganadores ni perdedores

en la cita con el presente.





domingo, 17 de marzo de 2024

LABIOS DESNUDOS

 Desde allí se deslizan las palabras que querías oír,

todas buenas, prometedora amalgana en presente

y alivio de los desmesurados sentimientos.


Los labios desnudos en movimiento emotivo

de los que surgen la paz necesaria

y el permiso del llanto.


Labios gráciles a los que estás agradecida

y aguardan, además, la lluvia de misterios,

como una cadena de besos que no tiranizan la piel.


Observando su pálpito y recordándolo luego,

sueles ir al sueño como a una visita redentora.



sábado, 16 de marzo de 2024

SANGRE


Morirse de miedo en la pesadilla:

él me dispara entre los ojos y sonríe

porque al fin ha terminado conmigo,

pero yo me levanto muerta

y conservando mi ropa de durmiente

salgo a dar un paseo

para que todos sepan de su maldad infinita.

La sangre resbala por mi nariz y me pinta la boca,

permanezco callada fuera ya de su influencia.

Y desde las nubes llegan sus imperativas amenazas,

inútiles, pues ya me ha dado muerte

y recorro las calles donde habita el verdugo.

Todos han visto y saben,

pero nada dicen, nada hacen

en favor de mi sangre derramada,

siguen acogiendo los pasos del asesino.


miércoles, 28 de febrero de 2024

XXI


 


    Como un vocabulario la piel también crece. Adherida a los huesos recita, siembra la semilla del aliento y los adjetivos más esplendorosos se deslizan vértebra a vértebra por el camino de la noche. No te nombra más que el silente tacto de las estrellas lejanas. Qué diría un verso transgresor y evanescente rodeando la cintura de la playa, en la que se imprimieron nuestros pasos juveniles.

    Éste es otro tiempo suspendido sobre la cornisa del edificio en el que yace la piel joven. No nos acercamos a él sino con un pensamiento nostálgico, que deriva de nuestro cabello nevado.

    Las manos alejadas de cualquier acto de ternura, se muestran parcas en susurros y ya no enseñan caricias o saludos de ahora. Brindan aplausos huérfanos de emociones y se esconden en los bolsillos de otras pieles del pasado. ¿Por qué arrebatarles un posible futuro?

    Hay, en clave, un enigma que pretende con su magia instalarse en un presente ilusionado.



martes, 20 de febrero de 2024

XX

 


    Mañana plomiza con tentáculos al cuello: un tempo de promesa primaveral. Vestimenta confusa, las calles se disfrazan con una gama de abrigos y chaquetas. Las temperaturas sufren desvaríos y caen escalón a escalón en un mínimo calor húmedo. Sobran guantes y bufandas.

    Mi pensamiento está exento de ramas desnudas, sólo el verde me alcanza.

    Mis ojos ven la vitalidad en la calle: caminantes, apenas el sol envía sus rayos. Cuando la casa aprieta y las paredes se acercan demasiado voy. Ellos pasean bajo los árboles de la peatonal.

    Pienso en esos amores que surgen al dar vuelta a la esquina de la vida. Era otro tiempo:desmesurado almacén de emociones.

    La taza de café humea y vuelvo a la juventud, cuando pensaba que allí se escondía el genio. Frotaba la cerámica y calentaba mis manos por la promesa silente de hacer acto de presencia. ¿Qué le diría al genio sobre los deseos del presente?

    Le hablaría de mi pequeña vida. De las horas enamoradas de los segundos y de los minutos. Quizá de un tiempo deformado por la sensación de acelerar en los relojes: una carrera de números simbólicos.

    Una pequeña vida sin hadas madrinas salvadoras. Porque ahora es distinto, mis manos y mis ojos sienten de otra forma las maneras de los días, sencillos como entonces, pero sentidos esencialmente diferentes.





sábado, 17 de febrero de 2024

XIX

 

    Cuando se incrustan las horas en el frío, y todo es invierno, sumo temblores de monedas en el bolsillo. Dejo entonces de amar el norte helado y rememoro el cielo de mis noches infantiles: veranos sin capillas, en el sur del hemisferio sur.

    Silbaba como los chicos y mis rodillas arañadas trepaban árboles con respeto.

    Ya pasaron muchos relojes de arena, dunas de años mayores desde aquella playa y sus aromas silvestres.

    Ahora mi estirpe vira y trae azogues desvaídos. Los ciempiés del latido emocionado al borde de un abismal concierto de días, sobre la meseta de las almas tardías.

    Cuando amaina el rostro del frío, navego contracorriente y giro a una primavera ancestral en la soledad de los cuartos.

    Una canción desciende cayendo en las sospechas de los siglos. Cuánto tiempo enfrascados en la bella mentira que sujeta el pasado. El presente da vueltas y engaña al ojo con un centrifugado que marea: baja y con rocas colmadas de vida, donde aparecían las estrellas de mar.

    El sol pone sus patitas de escarabajo sobre las lomas del horizonte y yo me rindo entre las páginas de los libros que me cercan: templos templados, plegarias y otras historias.





martes, 13 de febrero de 2024

XVIII

 



    Habla mucho este silencio herrumbroso de goznes oxidados. Murmura tras los espejos, el silencioso tiempo, con sus señales dibujadas en el rostro y en las manos. Silencio que silenciosamente exhibe discursos en clave recorriendo, de una en una, las ventanas. Alcanza los patios con una imitación de nocturnos grillos, las palabras amorosas esconden sus alas bajo los lechos habitados por sueños diluidos, como de agua tibia. Me dice secretos pasados. El oráculo de su voz presagia una vida plena y madura. Los colores de este silencio se extinguen en la madrugada con un rumor de aves dormidas.

    Soy dueña de mi silencio henchido de nombres, saludos y versos a deshora.




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