domingo, 16 de marzo de 2025

SE CAE DE SUEÑOS


 




Le cortamos el pelo del llanto,
las uñas del banquete, las pestañas del sueño/
(Julio Cortázar - "Sueñe sin miedo, amigo.")

Se levantó de la cama y se frotó los ojos para borrar las últimas imágenes de un sueño terrorífico. Necesitaba un café cargado con urgencia. Estaba asustada, había soñado vívidamente y ahora no sabía cómo despertar por completo.

Se puso una bata roja y salió al pasillo que le pareció más largo y más tétrico. Las telarañas de la pesadilla enredaban sus pensamientos. Ya en la cocina puso agua y café en la italiana y pensó que nunca había investigado el porqué de llamarse de esa forma. Simplemente no le había interesado. En unos minutos el sonido típico del café cayendo dentro del recipiente superior la sacó de ese estado, en cierto modo, catatónico. Se sirvió el café y encendió un cigarrillo. Dio una calada profunda y vio cómo el humo la rodeaba al exhalarlo. El aroma del café brasileño entró placentero en ella al dar un largo sorbo.

Fue al baño con la taza en la mano y se miró en el espejo. Las ojeras marcaban y hablaban de la noche terrible que había tenido.

Volvió a la cocina y apagó el cigarrillo en uno de los ceniceros apilados en un rincón de la estantería. Se sentó y terminó su café tomando conciencia de la hora, si no se daba prisa llegaría tarde al trabajo. Miró sus manos y observó un ligero temblor. El miedo aún no la había abandonado.

En la ducha revivió el sueño: corría desesperadamente por una calle oscura y detrás de ella iba alguien con un cuchillo en la mano, se despertó cuando la alcanzaba.

Ya era libre, estaba despierta.


Foto: Paula Toral

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