viernes, 28 de febrero de 2025

DURANTE TUS AUSENCIAS

 




fantasmas de lo que no ha sido,
alzan sus banderas,
las derrotan y mueren.
(Ida Vitale - "Un desierto de nada")

Viste pasar la tarde en conversaciones con los dioses, lejos de los pasillos siempre habitados. Nunca esperas el castigo, el fantasma lo intuye y muere de la rabia. Se convierte en un animal herido, por nada, es tan sólo su pensamiento putrefacto que le lleva al combate consigo mismo.

La primera vez que el fantasma acudió a no verte, la rotura te condenó a mil causas posibles por las cuales los objetos fenecen. Pero las cosas siguieron quebrándose en tus ausencias. La cortina tiene su saña grabada en varios tajos que sólo puede el filo de un cuchillo. Así pues, tu fantasma porta armas blancas como la túnica de su traje.

A veces las ensoñaciones te dicen que es un ser vivo muerto de aburrimiento. También te preguntas si la envidia, ese sentimiento ruin, alcanza a las almas vagabundas.

Todo esto viene de la conclusión de que nadie puede, en su sano juicio, romper cosas cuando te ausentas.

Sin embargo, la creencia en los espíritus que se pasean por tus habitaciones cuando no te hayas en ellas es un ejercicio de devoción esmerada. Te ves obligada a fabular una leyenda por el bien de tu cordura. Y así vas sumando los objetos que pasaron por las manos del fantasma y sus debilidades. Alguien te dijo que ser un fantasma es también una cobardía. Aunque lamentablemente la lógica no resuelve la situación.

Ayer, sin ir más lejos, a tu regreso confirmaste tus sospechas, que se descolgaron detrás de una puerta. Durante horas, el vacío ocupó tu casa y, al llegar, las ropas derramadas sobre el suelo dieron fe de sus andanzas. Una vez más el fantasma había actuado.

No obstante, es tan insignificante para ti su presencia, que ya no sientes la amargura de las primeras veces. Lamentas, eso sí, que no se pueda aplicar condena a un ser de ultratumba.










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