
(Gorjeo. Haces de luz tenue en las rendijas de la persiana. Este dormitorio remolonea entre incomprensibles trinos –cómo pueden las aves obviar tanto cemento- y la furiosa huída de una moto apagando los demás sonidos. Nebulosa arrastra mirada hacia el reloj, que ha traicionado a los impetuosos amaneceres de estridencias nerviosas. Y aquel mordisco sonrisa que le faltaba a la Luna, en el caldero tibio de la noche, transgredió mi máscara de dama preocupada. Fueron algodones, instantes de paz regalados y una ferviente claudicación a la cercana y desconocida piel en la sombra. Que a la oscuridad, luego, la saliva del sol la convidó a un calor renovado. De la mano del interior de la noche, llegaron los labios de la distancia y el inexplicable vértigo, vértice que exclama una conjunción enigma venciendo cualquier pronóstico. Es así, supongo, como la derrota vira a victoria. Y te beso.)
14:14h- Diario, ya sé, ¿cuántos días sin escribir (t)?
(03/04.07.09)
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