Un día más o un día menos
Presentir. Postsentir. ¿Cuándo y qué sentir?
En el centro, en el instante dicho a la nada que escucha.
El cielo de esta madrugada parece despejado, sin embargo revolotea entre las antenas una confusa ambición de permanencia, como un juego dictado por dioses falsos.
No veo al hombre desnudo sino sus frases en boca de otro, como un Cyrano altivo, que sabiendo el final de la obra, sale del escenario y vaga por los callejones de otro barrio. Todos los actores conocen el juego menos la marioneta cautiva...
Miro mis uñas y sé que he arañado todos los pasadizos de la carencia onírica. He de consolarme de todos modos con un destino de sartenes y escobas, ajuar de morada catacumba. Y es por eso que la ilusión se disfraza, decae con la ropa diaria y retorna a los símbolos de aquel pulso independiente.
La trampa está abierta y el corazón cerrado.
(Me arrodillo, junto las manos y suplico a ese cielo abierto sobre una ciudad que miente.)
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