viernes, 24 de enero de 2025

ELLOS Y ELLAS

 




"Ya no tiene paisaje mi amargura."
(Ángel González ÁSPERO MUNDO)
 

Es la lluvia constante, cataratas de llanto que no ambicionas, un cielo plomizo preñado de agua y el dolor obsceno después de su violación. Es la cárcel del bajo vientre marino, cuando el salitre se adhiere a los dientes de la mordida.

Es la esperanza de la delicadeza que no llega. Espera inútil.

El mar calla atónito escuchando el tamborileo en los patios vecinales. La burla de las piedras que salpican el suelo bajo la suela traidora. Sientes asco ante las huellas de su paso en tu ausencia, allanando vilmente tu humilde refugio. Te lo mencionas casi sin respirar y recuerdas el mareo de la mañana ante el pequeño espejo,  te mata lentamente disfrutando de cada instante.

Te preguntas cómo resistes el día y la noche, sin descanso, mientras te persigue el daño de sus tentáculos.

Las manos de ella se enredan en tu centro. Golpean. Pides ayuda. Pero tiene la misma raíz que el torturador.

Veinticuatro horas, turnos demoníacos. Los nombres se suceden.

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