en tu infinito ser,
mar que se pierde en otro mar:
olvídate y olvídame.
(Octavio Paz - "Olvido/Libertad bajo palabra")
Las horas se diluyen reblandecidas bajo el sol invernal, mientras el dolor acude a la capilla del silencio. Voces mudas en el aire por un enjambre de bendiciones. Alabas el tiempo sin ignorancia, sabes de las falsas alas que discuten en lo alto. Su vuelo enardecido al margen de tu humilde ámbito.
Inerme, agotas la jornada de candados cerrados y recuerdas otro tiempo más lúdico, con menos trampas. Evitas los rumores del arroyo lejano porque no quieres recibir a la infancia. Hoy te acomodas en la edad adulta fuera del mapa estipulado y te elevas con las canciones, viajando a través de ellas hacia otros lugares.
Te has visto en ese gesto y la has visto a ella, una ausencia que te invade.
Desplegaste los poemas que te recorren las vértebras y los pliegues de la mente llevándote a otros mundos. Puedes soñar despierta, es un acto de desobediencia donde los sueños están prohibidos. Tal vez no quede mucho tiempo, es conveniente rebelarse ahora y si acaso masticar la hierba de la libertad.
Ahora duermen los sonidos de tu juventud, un retorno somnoliento, una parada para respirar profundamente, un nutriente, un manjar, una salida virtual hacia los ecos de otra vida que has tenido.
Ahora procuras tener paciencia con las cosas que no puedes cambiar y no dudas en cambiar aquellas que sí puedes.
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