sábado, 30 de noviembre de 2024

CARTAS DE FAMILIAS: la abuela esquimal dice:


 


Hace mucho frío, a pesar del sol que se refleja en la explanada frente al iglú, no lo noto, mi abrigo de pieles curtidas por mí mantiene el calor de mi cuerpo.

Estoy preparando una piel para confeccionar un chaleco a uno de mis nietos. He enseñado a mis hijos a trabajar las pieles, pero a veces yo misma les preparo alguna.

El tiempo de las nieves ha fluido muy rápido, mi pelo era negro y fuerte, difícil de sujetar en su sitio, los años lo han convertido en una débil capa blanca que abriga mis orejas. A mis nietos les gusta el color blanco que se asemeja a las nieves de nuestro territorio.

Vivo sola en mi iglú, mi compañero murió hace diez veranos, en pleno deshielo. Ahora, alguno de mis nietos, suele venir a pasar la noche conmigo.

El mar está cerca, es la poesía de esta fría tierra de osos polares y trineos tirados por perros. Nos habla a través de los ojos y escamas de sus peces, que son también alimento. He visto en uno de ellos, hace veinte lunas, mi casa vacía y las lágrimas de mis nietos. Pero no será triste, apenas será un cambio. Mi espíritu volverá.


miércoles, 13 de noviembre de 2024

PUERTAS Y VENTANAS LIBRES

 


No hay una única puerta, además están las ventanas, la habitación me incluye en el silencio cerrado y gris. Abriré cada una de las puertas y cada una de las ventanas, eludiré ese silencio y daré entrada al sonido.

Por una de las ventanas se acerca, libre, una canción que de alguna manera me nombra. Las palabras amigas construyen un hilo que sigo y salgo a la luz brillante y rosa de un atardecer despejado. Camino por la orilla de espuma y veo cómo la tarde saluda en despedida al sol.

Ya he salido. Ya miro los diferentes paisajes que conforman este espacio abierto, donde la ventana es un horizonte, un lomo de agua al que seguir y alabar. Un posible sendero libre.

En el rostro de la playa se dibujan sombras de huellas que ya partieron hacia otro mundo. Cuántos mundos probables a donde dirigirse, cuál de ellos se ajusta a los principios de la libertad a la que aspiramos: todas las puertas abiertas, todas las ventanas un paisaje.



jueves, 7 de noviembre de 2024

EL MUÑECO DE LAURA

 


Éramos niñas y compartíamos habitación. El muñeco de Laura, su pequeño tesoro, tropezó conmigo y con mi miedo. Era de goma y lo colocaba por la noche sentado en la base de la lámpara de la mesilla situada en el medio de las dos camas. Su cabeza casi transparente reposaba bajo la luz, donde resaltaban sus ojos eternamente abiertos y burlones.Yo veía su demoníaca boca presidiendo mis inevitables pesadillas en las que aquella desdentada abertura me atacaba y mordía mi cuello como si fuera un vampiro. De esa boca, entreabierta en una sonrisa cruel, colgaba un hilillo de sanguinolenta pintura.

Le había comentado a Laura mi aprensión con respecto al infernal aspecto de su muñeco y le había sugerido poner otro u otra en su lugar, a lo que Laura se negó.

Un día en el que el monstruito estaba solo en la habitación, Laura había salido con nuestra madre, vi mi oportunidad: salvarme de mis sueños tétricos y cambiarlos por plácidos sueños.

Tomé entre mis manos al culpable de mi terror, lo tiré al suelo y le di unos cuantos pisotones. Su cabeza se resquebrajó. Cuidadosamente lo devolví a su sitio y pensé, feliz, en mi liberación nocturna.

Sin embargo, a pesar de la fractura que había padecido el muñeco, hecho que había provocado las lágrimas de Laura, esa noche el endiablado muñeco volvió a sentarse bajo la lámpara y ahora lucía mucho peor que antes. Las fracturas en la cabeza de aquel diabólico objeto, que había dejado de ser un simple muñeco para convertirse en un espectro, mostraba el interior hueco e iluminado de forma sugestiva. Como consecuencia de la contemplación del siniestro muñeco mi piel se erizaba.

Siempre me dormía pensando en hacerlo desaparecer.




viernes, 1 de noviembre de 2024

TRAICIÓN


La luz muestra la antesala de la noche. La voz que te esconde es la misma de antaño, el intruso no me entiende. Así, juego con el mosaico de los vocablos y me sostengo en la respiración apaciguada de las imágenes que te cuentan. Busqué en los resquicios del silencio y te encontré moderando los discursos de la lluvia. En el vaso tu injusta condena al borde de una colina seca y ardiente.

Detengo los brillos del paisaje en el centro de mis ojos y te miro y admiro tu obra.

Nuestros enemigos reptan por el barro como sierpes indignadas, descosen las costuras del suelo y no saben que se acercan al abismo. Es inútil advertirles del precipicio y las mutaciones del alba. No has querido sumarlos a las auroras, pero ellos se han entregado al falso orgullo y enumeran los desaciertos de sus nombres incandescentes.

La hora demoníaca les traiciona, el amor huye por el sendero de la paz.




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