domingo, 9 de junio de 2024

TARDES DE LETRAS

 


Cuando me desperté llovía. Me fui a la cocina y preparé mate. Abrí la puerta de la terraza y me dispuse a escribir escuchando el sonido de la lluvia. No estaba cómoda, lo primero que suelo hacer al levanttarne es darme una ducha. Dejé la escritura y me llevé el mate al baño.

Después de la ducha el mundo cambió, un lejano aroma, cálido y fresco a un tiempo me invadió por completo. Fui muchos años atrás, cuando escribía un diario apócrifo por las tardes, tomando mate en la cocina. Era feliz. Mi voz se remontaba como una cometa por encima de las nubes y mi cuerpo era liviano. La perrita venía a buscarme cada tarde a la misma hora. Era el momento de dejar la escritura y atender las necesidades de la perrita. La recuerdo todavía con la tremenda pena de su desaparición. Murió un año más tarde, pero la había querido con toda mi alma, disfruté de aquel tiempo con ella infinitamente.

La letra de hoy tiene una parte de ayer. El presente se asienta, lógicamente, sobre el pedestal del pasado. La felicidad, la tristeza, el amor, el desamor, las luces y las sombras de aquel tiempo, la juventud todavía, las pérdidas, las ausencias, la alegría.. El mate, la escritura, los versos, la facilidad de las palabras cabalgando sobre el cuaderno, el ritual y su magia. Los sentimientos tan acerados...

Ahora aquí sigo: el blog, los cuadernos, la escritura y también el mate.

Y por supuesto, sobre todas las cosas, tanto ayer como hoy: mi hija.


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