viernes, 23 de agosto de 2024

TOS

 

Venía detrás de mí. Oía su alarmante tos y sus escupitajos. Me di la vuelta y le miré, era un hombre maduro, sacó de su bolsillo un paquete de tabaco y un encendedor. Se disponía a fumar, a pesar de aquella tos de espanto. Mi mente no pudo evitar augurarle una muerte temprana. Él hacía lo posible.

Como si me hubiese leído el pensamiento me miró con chulería. No me gusta la palabra pero es exactamente lo que pensé. Tosía sin poder controlarlo, aun así levantaba la barbilla, como si estuviese haciendo la mejor obra del mundo, dando una larga calada a su cigarrillo para siempre jamás.

Mi pensamiento se ocupó de otras cosas, la calle en esos momentos estaba casi vacía, iba a tomar café con Lola y llegué al bar con aquellos estruendosos accesos de tos en los oídos. Lola ya estaba allí. Parece que has visto al demonio, me dijo al llegar. He escuchado la tos más espeluznante del mundo, le dije. Qué exagerada eres, comentó. Es cierto y además fumaba haciéndole honores al humo, afirmé. Y a ti que más te da? No me gusta ver como se mata la gente. Otra vez exagerando. Si lo escucharas me darías la razón. Qué ganas de complicarte la vida, no tienes suficiente con los tuyos que tienes que pensar también en los que no tienen nada que ver contigo? Pues ya ves, como si imitara la humanidad de los animales.

Venga ya, déjate de tonterías y apura el café que si no vamos a llegar tarde al teatro, dijo Lola. Vamos a ir en taxi, invito yo, aún nos queda media hora, la tranquilicé.

Mientras terminábamos nuestro café, Lola estuvo contándome anécdotas de su perrito Pichi. Le había puesto ese nombre por el chotis, baile que le encantaba. Y a mí me gustaba mucho que me hablara de Pichi.

Salimos a la calle y nos dirigimos a la parada de taxis de la esquina. Abrimos la puerta del coche y lo primero que oímos fue una tos aterradora. El conductor llevaba puesta una mascarilla. Nos arriesgamos a subir, el trayecto no era demasiado largo. Aquel hombre era el mismo que había tosido detrás de mí en la calle.

Por cierto, la obra que íbamos a ver, se titulaba El enfermo imaginario.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

ME GUSTA

Seguidores

"Te podría contar..."




Archivo del blog