domingo, 28 de junio de 2009

DIARIO VIII

08:01h- EL PASEO CON RAÚL

Al principio caminamos en silencio, a buen ritmo aunque bastante más lento que el acostumbrado en mis paseos solitarios. Rumbo a la playa, la circulación iba aumentando el cauce y los perfiles de la ciudad aclaraban sus formas. Cuando avistamos el mar entre líneas rectas –marco arquitectónico no siempre estiloso-, Raúl me miró y dijo: “Soñé con la prima Mada”.

Durante esta convalecencia de mi hermano, apenas habíamos podido apartar nuestras conversaciones de la catástrofe sentimental que lo acuciaba, a excepción del relato de algún sueño que había dejado una huella indeleble en su pensamiento. Esto, a mí, lo confieso, me causaba un efecto desconcertante, ya que debido a un incómodo acúfeno que padecía desde hacía tres años, jamás recordaba mis sueños vilmente ahogados por el intenso sonido que invadía mi cerebro.

Ya al borde de la playa, la luz del sol emergente lavaba las fachadas de los edificios, dotándoles de una aparente inocencia.

Como Raúl se quedó callado, fui yo quien le preguntó qué había soñado.

“Mada venía a buscarme, esperaba en su coche y me decía: ‘Venga, Raúl, sube o llegaremos tarde’. No sé a dónde íbamos, ella estaba muy contenta. Después, por el camino, discurríamos por una carretera entre árboles frondosos, me decía: ‘Raúl, encontré tu llave’. ‘¿Qué llave?’, le preguntaba yo, ‘no he perdido ninguna llave’. ‘Sí’, decía ella, ‘una llave antigua, oxidada, pero bonita. La llave de la puerta que tienes que cerrar’. Luego oí su voz susurrándome que me despertara: ‘Despierta, despierta, despierta...’ Y aquí estoy, paseando contigo”.

Mada había llamado a Raúl la noche anterior. No habló conmigo, tenía prisa, la estaban esperando. A través de él me hizo llegar su intención de escribirme en breve un correo electrónico.

Hacía una hora aproximadamente que caminábamos sin que mi hermano diese muestras de sentir cansancio. Al cabo de ese tiempo, y algo ensimismado, me propuso que tomáramos algo. Entramos en un bar y pedimos dos aguas minerales, que consumimos sentados en sendos taburetes de la barra.

-Estoy mejor, hermana, hoy, por primera vez, me siento mucho mejor. Gracias por estar a mi lado.

-No sabes cuánto me alegra oírte decir esto.

De regreso a casa, percibiendo a Raúl más receptivo, me atreví a contarle mi encuentro con Jorge. Más que el hecho de poder compartir con alguien las anécdotas que iban conformando mi cotidianidad –tengo amigos con quienes lo hago-, lo que realmente me reconfortaba era volver a ver en mi hermano signos, todavía mínimos, de una vuelta a la, digamos, normalidad. Me escuchó, no indagó, pero escuchó y eso no lo hacía desde que Silvia se había marchado y mucho menos desde que salió del hospital.

21:00h- Ron está tumbado a los pies de Raúl, supongo que intenta recuperar la atención de su verdadero amo, renunciando ocasionalmente a la tutoría que ejerzo y al rito de vigilar mi escritura. Volvió alegre de su paseo, se besuqueo con cuanta perrita, e incluso perrito, nos encontramos. Al entrar, corrió hacia Raúl, que lo recibió con los mimos y carantoñas desterradas en este tiempo de enfermedad y ausencia. Otro signo vital.

00:00h- Llamó Alberto, vuelve de Ibiza, quiere pasar unos días con su tío. Llegó el correo de Mada, nuestra primita pitonisa. Y tú, tú también has llamado.

Fumo. Todas las luces apagadas. Solo la claridad prestada de los edificios de enfrente.

(Voluta de esperma triste, elucubración lenta que se eleva e inserta en la interpretación del aire la cadencia del discurso interno. Noche –y noches tantas- en el exilio epidérmico: imaginación activa de inevitables proposiciones.)

jueves, 25 de junio de 2009

POEMA AL ASTRO DE LUZ MEMORIAL

Macedonio Fernandez
POEMA AL ASTRO DE LUZ MEMORIAL

Poema a la memoria en lo astral//(Yo todo lo voy diciendo para matar la muerte en "Ella")//TESIS: Es más Cielo la Luna que el Cielo, si una Cordialidad de la Altura es lo que buscamos.//Astro terranalicio de la luz segunda/astro terranalicio de la luz dulce/que con aventura extraña visitas las noches de la tierra, unas sí y otras no, pero siempre de una /noche para otra con diversa libertad de visita, siempre o más breve o más detenida/y cada serie de tus visitas comienzas tímidamente y mitad decreces noche a noche y mitad /decreces noche a noche, haciéndote un visitante diferente de noche en noche, para en mínimo /ser cual comenzaste partir a un no volver de algunos días.//Astro terranalicio de un día sí y otro no, de una vez más y otra menos, pero que no dejas nunca/ /de serlo.//¿Para qué astro eres entonces visita de sus noches, pues no eres terrenal en tus ciertas /ausencias, o es que los otros días piensas en ti sola como sólo en la tierra en las noches de tu /plena luz?//Dile a un poeta que no lo sabe todo, si está hecha tu ausencia con un pensar en ti, o quizá con /un lucir a otro. Porque poeta es saberlo todo.//Trechos de tu órbita la tierra no los sabe, y ella tan cierta está de algún imposible tuyo para /tenerse en sus noches y este amor alternante no se enduda, en tanto en mí, hombre de /continuidad en humano amor me puso incurablemente en sospecha.//Pero te amamos tanto, astro de la luz segunda, tu dulce luz tanto amamos memorizando a la /tierra el sol no presente con tu luz recuerdo; yo al menos te amo tanto, que cuando vuelves /ceso de creer en tu ausencia de ayer y de otros días. También como la tierra, yo creo que sólo /por imposible ayer no estabas.//Astro memorioso que esmeras un día de cada dos en tocar de diurnidad la noche terrenal, cual /si supieras que la memoria solar de la tierra solaricia es desfalleciente de un día a otro /alternado día y si antes y después le has de hacer noches diurnales a la tierra y lo haces tú, tú /que no tienes olvido por ausencia, tú que ausente por noches fías en la memoria de ti por la /tierra, inquiétaste por la memoria solar de la tierra.//Tutora de la fidelidad terrenal al recuerdo del sol, en eso eres solaricia; pero eres terranalicia en /tu fidelidad de compañía a la órbita de la tierra.//He comprendido un misterio tuyo pero éste no.//Terranalicia tú, solaricia la tierra ¿es que velas por toda la memoria en el mundo y amas más /las memorias, por más reales, que los presentes? Aquí callo sin comprender.//¿O es que no nos vienes en tu amor sino en un menos amor y en principal cuida del amor /solario de la tierra?//Cuando te veo recién arribada, alcanzado por ti nuestro borde, pareciendo vacilar allí y como a /emprender un rodar a lo largo del horizonte por gustarlo, y luego te pliegas a un ascenso ¿qué /nos quieres decir así?//Quedemos sin saberlo hoy también; mañana, más tarde —para qué son nuestros días sino para /trabajar más y otra vez los misterios— más enérgicamente, en buena hora de mi espíritu /contemplaré, escucharé el misterio de tu sentido en el misterio todo.//Cuando tú quieres ser el ojo del ciprés y con un mirar obseso aferras nuestra contemplación /debemos comprenderte dolorida, tanto como cuando nosotros en un no poder ya resistir nos /revolvemos como tú ahora/oh único astro que mira/(pues todos los otros saetan ásperos de chispas que nunca miraron).//Oh único astro de mirada,/nos revolvemos clamando hacia el no ser.//Y ya ahora te desprendiste del follaje y tiendes hacia el horizonte,/te serenas, vagas/y cuando la nubecilla en gran viento flota, te aguzas flecha disparada de ella vertiginosa/para detenerte, serenarte cuando huiste bastante de aquel pasajero copo al que le opusiste tu /fuga, caprichosa triste/y complacida de tu juego y nuestro asombro, nos encaras con ligereza/y en fin vas cayendo con ladeado mirar distraído hacia el borde del mundo.//Y ya te fuiste, con tus pobres dichas y quejas./En toda la andanza, sólo en el perfil de los cipreses lloraste, y tanto que pediste nuestra piedad./Y ahora por faltar tuyo un cielo sin mirada en las noches,/ahora sólo habrá astros que agitan, no tú que acompañas.//Oh, sí, acompañas/con cuántas gracias saltas de copa en copa siguiéndonos entre los árboles con tus saltitos de luz/ a sombras.//El único mirar dulce que viene de lo alto es el tuyo/el chispear del viaje de indiferencia de las otras estrellas molesta y agita, y no nos mira.//Heridos de ellas, corremos a ti cuando apareces/y con dolor nuestro comienza la ausencia tuya.//Sí; porque pudiera que el móvil chispear de las estrellas sea dolor como hay dolor en nosotros/pero es que tú, luna, que también sufres, miras y acompañas.//Eres más sabia o afortunada en la mitigación participante.//Qué es la luna no lo sabemos hombres y aun artistas y poetas, qué sentido tiene su ser y sus /modos, su adhesión a la tierra, su seguimiento al sol, su mediación mnemónica entre la tierra y /el sol y por qué quiere hacer diurnales unas y no otras de las noches terrenas, y tantas cosas /más neciamente explicadas, que de ella ignoramos pero que sólo puede explicarlas la doctrina /del misterio.//Que el sol te atrae, que la tierra también, que recibes la luz del sol y sin amor, por fuerza la /reflejas a la tierra, éstas no son explicaciones; no se nos dice por qué el sol brilla, por qué en /torno suyo gira la luna en torno de la tierra, ya que pudo ser otramente; por qué hay una luz /interceptable, por qué hay una luz que tiene sombras, por qué ceden a su paso unas cosas y /otras no y hay lo opaco y lo traslúcido.//Mecánica dirá por qué, pero yo no pregunto sino para qué razón para el alma, pues conciencia/ se anula si admite un mundo rígido, y todo el porqué físico no es más que decirme el antes de /algo, o sea una evasión no una respuesta.//Lo que anhelamos explicar es qué debemos sentir y adivinar ante estos hechos, ante el /comportamiento lunar, qué nos quiere decir y de qué manera concierta con el misterio total /único. La espontaneidad, el acontecer libre, no es una respuesta; es un renunciamiento/ explicativo.//Todavía no poeta, no soy poeta, no hay poeta, pues de eso no se sabe. Hasta ahora, pues, sólo /vivimos.//Debió enseñarsenos y debimos entenderlo antes que nuestro saber ignorado innato y luego /nuestro acto nos hicieran gustar por primera vez el pecho materno. ¿Pero cómo, se dirá, ha de /esperar el niño a conocer el sentido de la luna para empezar a nutrirse, si en tanto morirá? /¿Pero por qué, digo yo, ha de precisar nutrirse antes de entender el sentido de la luna y se ha/ de morir si deja lo uno por lo otro? La ciencia nada explica, es evidente; pero el poeta no lo dijo /nunca tampoco, aún.//Y yo miraré la próxima luna todavía sin entenderla.//Oh luna, que puede amarse, bien me pareces pobrecita del cielo.//

martes, 23 de junio de 2009

DIARIO VII

07:00H- Me permito una sensación etérea y un tanto altiva, como de madre adoptiva de un mundo de duendes desconocidos. Un pequeño oasis en la continua alerta establecida por la confluencia de los diversos conflictos. En gran parte se debe a que el fantasma del pasillo, tomó la forma de Raúl cuando entró en la cocina.

-¿Te desperté?

-No. ¿Qué pensabas hacer?

-Iba a calzarme las deportivas y salir a caminar un rato.

-Si me das unos minutos, me tomo un café y te acompaño. Eso sí, tienes que prometerme que no recorreremos toda la ciudad ni intentaremos batir ningún record de velocidad.

Se lo prometí todo, por supuesto, y disimulé las lágrimas a punto de despeñarse de emoción.

23:00h- Raúl duerme plácidamente y Ron ha logrado un rincón a sus pies.

(Las mismas hojas de los mismos árboles aleteando nuevos verdes, recogiendo reflejos más esperanzados. Se perfila un horizonte en torno a la voz que me sostiene, tu voz. Tuve que vivir –vivirte- secuela intensa. Guardo por ello un puñado de palabras, cuyo deseoso contenido esboza el abrazo.)

viernes, 19 de junio de 2009

DIARIO VI

05:00h- Otra vez. Un hipotético gallo carcome con su arrogancia las entrañas del sueño. Está tan oscuro, me siento ridícula en este trasnoche matutino. Ron vino a ver qué sucede, me ve poner la cafetera en el fuego, gira sobre sí mismo y se va con claras intenciones de seguir durmiendo.

La otra noche, Raúl llegó tarde y me encontró dormida en el sofá. Estaba más animado, había disfrutado de la película y si bien no relacionó nada de la misma con su pérdida, tampoco dio muestras de querer extenderse en la conversación.

Ayer, al mediodía, mi hijo Alberto me llamó cuatro veces seguidas. En realidad no tenía nada especial que contarme. Está bien, se divierte con sus amigos, van todos los días a la playa, juega al fútbol, pasea, lee, “lo típico, mamá”. Me lanzó el interrogatorio pertinente sobre el estado de su tío y sobre mi ánimo. Las cuatro llamadas se debieron únicamente a otras llamadas que entraban y tenía que atender porque esperaba una en concreto. Conoció a una chica que lo tiene “flipado”.

No quiero hacer ruido, es una hora incómoda para estar despierta. Tengo la impresión de estar atada a la silla.

De pronto llega el recuerdo de tu llamada. También ayer. Estás aquí por motivos laborales y quieres invitarme a cenar. Llamaste por la mañana, en el intermedio de una reunión. Te has enterado, a través de mi prima Mada, de que estoy aquí y de que mi hermano Raúl está enfermo. Mada ha sido discreta.

Sí, Raúl enfermó de pérdida, carencia y vacío ante la inevitable ruptura. La verdad es que pudo haber sido más grave.

No sé por qué, cuando nos encontramos, sentí que te convertirías en la excusa adecuada para accionar la válvula de escape y dejar salir algo de presión. Así fue. Después de la cena, en la que resumimos nuestras respectivas cotidianidades desde que no nos veíamos, y de eso hacía ya bastante, te conté la situación real de mi hermano.

La borrachera del madrugón embota un poco mis sentidos. Sigo pensando en la sorpresa de tu llamada.

Algo me distrae de la escritura. Un pedacito de cristal de lo soñado –no suelo recordar mis sueños-: tú estás en la parte trasera de un coche, has llegado a algún lugar y te dispones a bajar. Ningún sedimento más.

06:30h- Saldré a caminar un rato o acabaré con dolor de espalda de nuevo.

(La tiza de espuma estará bordando ondas en la arena. Humedad y olvido, borrando huellas sobre el mullido lecho de la playa.)

06:35h- Oigo pasos en el pasillo. Quizá algún fantasma habite como huésped o tal vez, misteriosamente, Raúl se haya levantado.

jueves, 18 de junio de 2009

DIARIO V

MADA’S KEY (no KI).
Dilo rápido, como cuando éramos chicos: jamón, jamón, jamón... Madasquei...

Algunos días, tras el cristal, sucumben a la fragmentación. Las horas se descomponen en un desconcierto analítico, como los distintos sonidos que atraviesan las ventanas abiertas. Por esa razón derivada de la incertidumbre, desmadejo la absurda labor rutinaria de Penélope y le doy a Telémaco su paga semanal, para que vaya de acampada todo el fin de semana.

Abalorios. Has llegado a Hawai y he colgado de tu cuello el collar de flores que guardaba entre las páginas de un almanaque.

No sé quién eres ni por qué has venido. No sé quién soy ni por qué me fui.

Puertos. Amarraba el deseo y paseaba entre folletos de ciudades nunca vistas. Fotos siempre soleadas, como si tuviésemos que aspirar forzosamente al paraíso perdido.

Postales. No debí abrir la caja de Pandora y tampoco conceder la libertad al barco que había atracado dentro de la botella. Ahora vientos y una ruta no prevista en el dictamen de las estrellas. Y a pesar de no deber, ni haber, me alegro. Aunque tal vez una deuda de besos marinos esté planeando su abordaje.

¿Lo has dicho? Madasquei, madasquei... ¡Rápido, rápido!

Beauvoir tenía una mujer rota y Chabrol una muchacha cortada en dos. Yo tengo una sola entrada de cine y a veces escucho a Nina Simone.

Sólo tú has venido, hoy, a este diario que viaja en la valija desmemoriada de tu nombre: la fantasía sin botas y sin gato, recogiendo piedritas del camino. Desandando o rectificando el reflejo del sendero, quizá río, para cruzarte en algún momento, supongo, con la palabra descalza que te devuelva al amor... ¿o el amor perdido?

(... ya no desvelo promesas nocturnas, ya no discuto con la oscuridad ceñuda que me desnuda de espejo y me atrapa en el rincón deshabitado de caricias, ya no espero que el fantasma de la noche tome cuerpo y me abrace enamorado, y al día siguiente traduzco a vuelo agitado la devoción del sueño: salgo, aunque tal vez nos hayamos encontrado: dos sombras desconocidas.)


martes, 16 de junio de 2009

DIARIO IV

06:00H- Cada día me despierto más temprano, esto comienza a preocuparme. Hoy es un día MEA CULPA. De todos modos, no voy a entonar la letanía, porque sólo me siento responsable de los actos, a veces mal controlados, a los que me induce la desesperación de la situación emocional.
Nuevamente llueve a cántaros. Raúl, al contrario que yo, cada día tarda más en hacer acto de presencia en el mundo. Aún así su estado mejora poco a poco, ayer comió, casi devoró, la fabada. Como contrapartida se pasó toda la tarde tumbado en el sofá, conectado al mp3 y a Leonard Cohen, en fin. Me gusta Leonard Cohen, pero dadas las circunstancias y a pesar de su edad preferiría que escuchara a Melendi o a Mala Rodríguez.

17:00h- EL CORREO DE LUCÍA.
Hola mami/blue:

Sé sincera y cuéntame cuántas baldosas has contado en las últimas dos semanas. ¿Cómo está Raúl? Dale un abrazo muy fuerte de su sobrinita Lucía.

Aquí todo va como la seda. ¡Sorpresa!, ya tengo el primer capítulo de mi novela.

Charly hace quince días que no me roba la estilográfica, tampoco me ha regalado todavía la que me prometió.

No seas holgazana y escríbeme.

Besos, muchos besos. T.Q.


EL CORREO DE CHARLY.
Hola viejita linda:

No escribiste ni llamaste, espero que todo esté bien. El descastado de tu hijo tampoco llama desde que se fue a Ibiza.

¿Cómo anda la reconciliación de tu hermano con la vida? Estoy pensando en escribir una canción para él. Más adelante, claro. Por ahora estoy dando los últimos “retoquitos”, el maquillaje final, a la que le escribí a Lucía. Cuando la escuches se te va a caer una lágrima en la arena donde buscas la luna llena, jeje.

Escribe, viejita. Te queremos mucho y te extrañamos.

23:00h- A esta hora Ron suele estar ya enroscado –no “enrocado”, de estar contra la roca- sobre sí mismo. Sin embargo, se ha convertido en uno de sus ritos apoyar su cabeza sobre mi regazo mientras escribo y eso hace en estos momentos. Si me extiendo desiste, porque me distraigo y olvido acariciarlo.

Raúl fue al cine. Todo un acontecimiento, al menos así lo deseo. Esperaré a que regrese, sólo por saber si abrirá la boca para emitir alguna palabra que no tenga relación con la ruptura de su pareja.

MEA CULPA. Ayer por la tarde entré en el Corte y contra mis principios anticonsumistas o, mejor dicho, contra el derroche innecesario, me compré un vestido que supera en cifra a todo lo que he gastado en mi vida en una prenda de vestir. Salí tan contenta –me sienta bien, la verdad- como culpable y olvidé perfumarme con MIRACLE en el stand de Lancome. Otra de mis manías que procuro controlar.

Te olvido. No sé cómo sucede, sólo que va ocurriendo, quizá desde hace tiempo.

(Aspa. Viento. Destino en remolino. Ese hilo inaprensible que pretende su meta. La sombrilla traza una mueca triste. El sol cambia alrededor de mi toalla, ahora te describe sonriente. “Caballero, permítame que le diga que todo es una tontería, salvo inventarle a usted en mi libreta de caligrafía. Firmado: La que adivina.” La trama del pasado se pierde en cajas y cajitas. Soy y seré toda presente.)

00:01h- Raúl aún no ha llegado. He logrado aburrir a Ron, bebió y se fue cabizbajo a la alfombra.

viernes, 12 de junio de 2009

DIARIO/BALDOSAS III


Burbujas.
Absorbe aire como si estallara hacia adentro, se hunde en la quietud del agua y resucita tras una estampida de burbujas. Le ha costado mucho levantarse. Tuve que pasearme hasta el final del pasillo con la jarra de café humeante, entrar en su dormitorio y convencerle a base de fragancia. Ahora está sumergido en la bañera, parece un pez atrapado en un vaso de agua.

(Ayer. 06:30h- No podía dormir. Decidí ponerme las deportivas y bajar a caminar un par de horas. También me puse tu jersey azul. No sé cómo vino a parar a la maleta entre el resto de la ropa. Ni siquiera lo había lavado. Todavía huele a ti. Conté cincuenta baldosas hasta la esquina, un hábito que me ha sido contagiado, a veces un tic nervioso. Al dar la vuelta me topé con una parejita casi incrustada en la pared. Tan jóvenes. Tan temprano, o tan tarde para ellos. Casi sentí vergüenza del entrevero de manos, piernas, bocas, formando una sola pieza alejada de mi realidad en exceso rutinaria. Recuerdo que a estas horas la ciudad permanecía totalmente dormida. Todo ha cambiado, yo ya no uso calcetines hasta las rodillas y los horarios modificaron sus costumbres. Hay pocas personas todavía pero algunos bares ya han encendido las luces y otros las están apagando. Camino a buen ritmo, a mi espalda le viene bien este ejercicio. Rodeo la playa y después me dirijo hacia el interior, callejeando hasta llegar a casa. Todo está en silencio.

“Abrí las manos al mar como si pudiera detener su estirpe de piratas y agradecí esa calma silenciosa, que había planeado una mañana clara y tibia.”

08:30h- Pongo café y enciendo el ordenador. Hay dos correos nuevos, uno de Charly y otro de Lucía. Aún no contesté los de ayer. Por supuesto, no hay ningún correo tuyo.)

11:00h- Ha salido a dar un paseo, sin demasiada convicción. Está tan pálido. Ron se quedó sentado en el recibidor, hasta que oyó cómo se cerraba el portal del edificio. Después vino hasta la cocina, bebió y fue a acostarse en la alfombra de mi habitación, resignado a la adopción provisional.

(Baldosas y recuento. Los poemas no leídos y la sombra de la apatía, el olvido y la derrota, recostada en un diván lúcido. El tiempo cura las nubes y la tormenta. El horizonte, bandeja de oro, sirve su oráculo. La arena caliente de la tarde simula tu cuerpo: espejismo soñado, tu pecho sostiene la lágrima del éxtasis. Despierta soy de una palabra que no pronuncio, porque la victoria es siempre el sentimiento.)

00:10h- “AMOR”, me duermo.

martes, 9 de junio de 2009

DIARIO II

"Mensajeros en la noche anunciaron lo que no oímos.
Se buscó debajo del aullido de la luz.
Se quiso detener el avance de las manos enguantadas
que estrangulaban a la inocencia."
(De LA DANZA INMÓVIL, Alejandra Pizarnik)

***

[…]"Entre el antes y el durante, los puentes son sólidos y están hechos con sentimientos y convicciones, pero entre el durante y el después no hay puentes sino pasarelas estrechas y resbaladizas." […] (De ANDAMIOS, Mario Benedetti)


08:00h- Diluvia. Huele a café, un alivio después de la pesadilla. Fue tan real.







viernes, 5 de junio de 2009

DIARIO I

¿Recuerdas cuando entreteníamos los verbos en símiles de astros y sembrábamos plenilunios sobre los interminables espacios que imponía la distancia?

20:00h- El mar y su vaivén, la indecisa costumbre de cosquillear entre las rocas. Te veo, no estás pero te sigo viendo. Aquí se abre la ventana al lomo del horizonte y la extensión del agua ya no me parece infinita, he descubierto la sutileza de su límite infranqueable. De alguna manera, esta ventana abierta no es sino un trampantojo que induce al regreso. Aún así, algunas noches pintan un bellísimo e ilusorio paisaje de brillos sobre la tela negra del agua.

Te busqué en todos los remites, en los extraños “asuntos” y en los confusos mensajes de plegarias e imágenes. Soñé la epidermis de tu espacio en éste tan lejano a tus costumbres, como si te hubieras convertido a la lengua primitiva de mis besos de papel.

21:00h- Los recovecos del cielo siguen siendo un presagio fantástico: es hora de matices, cuando los signos delatan el giro –el centro extraviado- en las variadas tonalidades.

Decía carmines y sé que tú –esperado- esperabas los labios del deseo mítico, traspasando la seda del aire: alientos cálidos fundiéndose, el verso delirante recorriendo el cuello de arena, humedad y salitre.

El faro cumple su estrategia de parpadearle al desamparo marino.

¿Fuimos peces, lo recuerdas? Y caímos en las redes tejidas por nosotros mismos, en intervalos de silencio y ausencia.

Algunos instantes oníricos me depositaron palabra abierta al otro lado y reclamaron sedientos la mano extendida sobre la espalda del mundo que ya no era: tu mano esculpiendo la forma que tendría el gemido al abrirse camino hacia Venus, en la galaxia más remota de alguna madrugada.

A sabiendas de la insalvable distancia y del desconocimiento de los gestos que nos rodearon en ese círculo mágico, la terca ficción impuso leyes atávicas y secretas, desvelando en la invisible piel abrazada el sortilegio del tiempo.

23:00h- A veces el viento, comparte su eco con la voz grave de un buque entrando en la bahía.


martes, 2 de junio de 2009

T - INVENTO

Cenizas. No estabas en la iluminación que cabalga hacia la torre marfileña. Ardió el verso y la lágrima redujo el último rescoldo a lodo. Palabra fango.

Había reordenado nubes y reflejos de atardeceres sobre la mesa de la primera cena que no fue. Abrí de par en par la puerta y me senté a esperar la llegada de tu nombre desquiciado en tantos laberintos.

Y las nubes deshicieron su tejido, colgando rastros de ámbar silente bajo la hora solitaria, cuando los almohadones despliegan su inquietud. Con la advertencia del extenso embozo, espiral del mal sueño apresando la cintura del anhelo, huyó la caricia desamparada. Presentí el regreso de los temores, en la transpiración excesiva del cristal que mira a la Diosa.

La forma fantasmagórica inscribió su poderosa amenaza sobre los segmentos febriles y abandonó la añorada promesa en un profundo abismo. Los días pasaron sus páginas rutinarias exentas de sublimes mensajes: cada amanecer una esperanza defraudada a medianoche.

Hoy estoy aquí de nuevo, ahuyentado el miedo, desmemoria de pies a cabeza, besándote la letra inédita. Inventándote.


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