lunes, 21 de diciembre de 2009

21/12/2009 - Lunes.





“También tú en el jardín te disfrazas y en tus manos guardas flores imprecisas y en el horóscopo del diario encuentras razones más que suficientes para acabar conmigo.


¡Yo a veces me siento junto a la verja a fumar un cigarrillo imaginando que te ignoro, y soy tan feliz!”. (El destino de Cordelia, Ray Loriga)


* * *

A falta de canciones de cuna con que dormir “al niño o la niña”, ovejas que contar, cuando el tiempo se acerca a esa línea de la noche interior, emergen cuestiones tanto banales como trascendentales y se elige, como en el juego de los chinos cuando puño cerrado has de decidir entre pares y nones. Es absurdo, lo sé.

Qué hubiese pasado si aquella mañana Proust en lugar de mojar la típica magdalena en su café, hubiese mojado un bollo suizo o una porra sin ir más lejos. ¿Hubiese contado tal vez la historia de una saga de banqueros o relojeros? No quiero plantearme qué nos habría dejado escrito si hubiese mojado en el café una porra, como no quiero indagar en el fastidio que me producen las galletas María en el desayuno, por qué me gustaban y gustan más las Chiquilín.

“Si usted quiere me tumbo en el diván ahora mismo, a estas alturas desnudar un poco más mi subconsciente no me produce inquietudes importantes, pero le advierto que el asunto de las galletas tiene tan poco glamour y es tan sencillo, que no merece indagaciones psicoanalíticas”.

Y ya que estoy masticando desayunos al filo de la madrugada, me alegro de que Aminetu Haidar coma en casa otra vez.

Claro que si una tira de la galleta... ocurre que ese trozo desaparecido, que se ha intentado rescatar sin éxito con la cucharilla, está, al vaciar la taza, al fondo. Magia Borrás, que no La Borra del café. ¿Qué ocurre? Pues, pasa lo que pasa, el condenado pedazo de galleta no deja leer el poso del café. Por consiguiente, y para saber qué nos depara el futuro, no queda más remedio que recurrir a la astrología, porque el oráculo de Delfos y los dioses del Olimpo se han jubilado. Entonces buscas tu horóscopo entre las páginas del periódico y te enteras de que Obama se apuntó un poroto en la cumbre de Copenhague, que el Poeta en Nueva York, ya no está allí, aunque tampoco anduvo muy acertada la brújula al buscarlo... y llegas a la última página sin encontrar pronóstico alguno, salvo el del frío siberiano que nos obliga a pertrecharnos en los brazos imaginarios del amante imaginario, tapándote hasta las orejas con la mantita de viaje, imaginario también.

Apagadas todas las luces, la nariz apuntando a las hipotéticas iniciales bordadas en la sábana -supuesta también-, esa inocente impresión de aguja e hilo, reafirmación de enlace, cuelgas un dedo en el agudo extremo de la creciente, sensación etérea, puedes sostenerte sólo con un dedo. Que si algo entra por la ventana de los deseos dormidos sea con ese broche brillante que animó otras historias y mil y una noche de cielos despejados.


ME GUSTA

Seguidores

"Te podría contar..."




Archivo del blog