sábado, 26 de marzo de 2022

HABLAR BAJITO

De ciertas cosas hay que hablar bajito, en un susurro, con las lágrimas a punto de nieve... Sobre todo allí que hace tanto calor, se puede decir que un calor inhumano.

Pero no se lo decimos a nadie, pasó rozando el suelo, volando al ras de las calles de arena.

Yo todavía estaba en la cama, era muy temprano, aún no había amanecido y pensaba en clave de decepción después de oírlo. Pensé en los relojes de arena marcando el paso del tiempo, en cuántos de los que van naciendo allí sin conocer su país extrañan los oasis, mientras escuchan su triste historia...

Pero me callo, apenas un murmullo de extrañeza en las voces por el cambio radical de opinión, de alguna manera nacional porque esa opinión nos incluye a todos y no todos pensamos lo mismo.

Hay que hablar bajito, porque la política internacional parece, cada vez más, estar sujeta con alfileres. Me pregunto cómo les habrá llegado a ellos este cambio de puntillas, trazando un delicado paso, después de tantas misiones humanitarias, y qué habrán pensado los que las llevan a cabo. Yo recordé una película en la que durante una escena se menciona la historia de los refugiados. Cuántos campamentos de refugiados hay ya en este mundo, millones lejos de sus tierras.

Sí, este país los apoyaba y reconocía su independencia, ya no... Qué habrán dicho en Tinduf sus habitantes. ¿Nosotros seguiremos dedicándonos a las misiones humanitarias o iremos hasta allí a convencerlos de que su país es Marruecos? Es una pregunta que me hice aquel día antes de levantarme pensando en ellos.

Pero sigamos hablando bajito, sin que nadie nos oiga, tratando de entender los compromisos políticos y esos tirones de orejas que propina la política internacional en estos tiempos. A mí cada día me suena más "conflicto de intereses" y van en aumento.


 

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