jueves, 8 de julio de 2010

DIARIO XII


"Y él, que se tenía por un hombre inteligene, había caído como un bobo en el mundo de Alicia (la de Carroll), y ahora que detestaba el mundo de Alicia, y quería salir de él, no podía.


[...]

Y, si bien es cierto que esos dos pasos que le alejaban del alegre agregado cultural le acercaban a Mónica (de pronto el siniestro no era el agregado sino él), también hay que reconocer que no le acercaban lo suficiente, nunca lo suficiente ni mucho menos. Nunca tan cerca como un joven suizo bailón y dispuesto". (YA SÓLO HABLA DE AMOR, Ray Loriga)

* * *

Pudor. Letra estertor de “streapper”. Tanto tiempo vacilado, pendiendo del hilo de la lluvia que amaga y después... Tejado ardiente: fervores, furias, fe, funambulismo, flaqueza, fusión, fetiche, “farol”, filamento, festín, festones, foulard, fiebre, foso, ficha, fanatismo, “fresco”, fonética, “fonostone”, football, fobias, favores, frenos, frenopático, falta, “fantasma”, fiar, “frena-doll”, “fiu-fiu”, forma, faz, falacia, foto, ferrocarril, farragoso, felino, flauta, fragancia, follón (sin comillas)... Y que nadie me asome a MR. FREUD a esta ventana discreta. El rubor me da en la diana, con acierto y desconcierto; luna otra vez clareando las penumbras de las azoteas.

Postergando esta costumbre de posar oraciones, convertir el folio (otra efe) en altar y redimir la deuda conmigo, he ido deshilachando el diario en puntos suspensivos. Sin embargo, sin olvidar los acontecimientos a la espera, “hoy es para mí”, ordené a la tinta y, así, con un apunte, un esbozo, un ejercicio de pulso, de equilibrio o desequilibrio (siempre a gusto del consumidor) en la palabra, sucumbo a la tentación de izarme bandera blanca y ondear en el espacio que me obsequio. Porque decir, ahora, literalmente, sin los aspavientos, elipsis, metáforas y demás artilugios que velan desvelando, no sería posible tras un silencio amenizado con susurros y préstamos a fondo perdido.

Abordar la hora, el oportuno momento, el instante ficticio, realmente imaginado, implora el requisito introductorio. Amalgama de ingredientes reales: fantasía, voz templada en el rincón silente, el cimiento real del que emerge el instante, una pizca de arrogancia, dos cucharadas de valor y la necesaria exclusión de un objetivo útil o práctico. Que el reproche simulado y clandestino, ese “bicho” que censura con su lógica aplastante, pierda fuerza y parcialidad, en la medida en que también esconde su cobardía.

(Hace meses que abandoné la máscara y con ello asumí el riesgo y ciertos condicionantes que adquiere el nombre propio, por más que éste sea el más anónimo de los nombres.)

La reja abre de cuando en cuando sus barrotes de auténtico hierro, con óxidos del tiempo –nunca hubo jaulas de oro- y deja salir bocanadas de aliento, duramente cosechado en la intemperie solitaria.

A determinadas horas del día, con la frecuencia de un anuncio de prometedora crema anti-edad, vienen los recuerdos, que jamás hallan edad concreta para instalar sus “aparecidos” entre la escoba y el libro, o la videoconsola y la rave...

No descarté del todo el abrazo, eso es cierto, aunque tampoco pude descartar del todo el temor. Y eso que apilé tanta palabra “amorosa” en el castillo de naipes, que nadie hubiese previsto mi involuntaria adscripción a la desmemoria del lugar en el que están situados los ases. Tal vez, la extensión de una construcción, cuyo material esencial es el sentimiento debiera ser más breve, o figurar en los planos con sus coordenadas y su rosa de los vientos correspondientes, a resguardo de huracanes y tornados.

Aún así, algunas noches plenas de plenilunio metódico, dentro de la anarquía en su forma de presentarse, sin fecha fija, veo latir un horizonte de luces. Y quiero creer a pesar de la distorsión que impone la distancia, que el pronóstico de sus matices coronados de ópticos haces, es un pronóstico halagüeño. Sólo algunas de estas noches, logran todavía una excepción majestuosa frente a tanta regla o norma mal aplicada. Sin embargo, sé, por encima del afán con que me capturan estos imaginarios hechos, que las columnas que los sustentan son de férrea realidad.

El apasionante vocablo que se ha dormido entre las páginas de tantos libros y tantas imágenes de películas, ese animal mutante en racional e irracional bajo el yugo de las emociones, tiende al exhibicionismo descarado, al protagonismo, suele mostrarse egocéntrico y llamar la atención dentro de cualquier historia e incluso de la Historia. ¿Podría, yo, desarmada, salvarme de sus caprichos y excluirlo o desterrarlo de la confusión de párrafos que engarzo? ¿Podrías, tú, aunque la duración del término (sin “acritú” ni segundas intenciones) se limitase a la “conquista” y su materialización ecuestre, tú, prócer de lo romántico?


Puesto que este desliz de tinta, este secreto con “tintes” colegiales y caligráficos, no tienen más objeto que aplicarme en el discurso escrito, envolver el verbo entre palabras de regalo y transformarlas en presente, sería tarea inútil la interpretación del mismo. Y aún así, un resquemor casi imperceptible me impide declarar su total inocencia.

Me quito lo único que, metafóricamente hablando, me queda puesto: el sombrero; y me dejo por pudor elipsis y espirales..., de lo cual debería deducirse que las alusiones o ilusiones de la letra son o pueden ser reversibles, como algunas gabardinas o como esos fantasmas que sirven a las mujeres en la construcción de sus marionetas.

Finalmente (otra f), mirando hacia atrás, hasta ese punto aplazado, donde abandoné la continuidad del diario, no logro dejar de sentir la impresión de evasiva actitud, tu nombre me situó aquí de nuevo y la inclinación que siento, unida al compromiso, de centrarme en acabar el cuento de Alberto.

(Tejado alunado: frágil, filarmónica, fleco, falda, flaco, feliz, faneca, fundar, filántropo, Foucault, fuerza, fatídico, frondoso, foca, following (que no es lo mismo que fall low in), “fetuchini”, falsario, feroz, firme, fantástico, “fouciño”, fantoche, flamante, fortaleza, felpa, fieltro, frazada, “farruco”, fondear, faro,... ¿fin?

P:D.: Evidentemente no, esto puede prolongarse eternamente y hasta es posible, en lo escrito, una resurrección necesaria, admito, que sustente la continuidad. Kisses.

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