jueves, 7 de diciembre de 2023

SIN TÍTULO - XV

 


    El cielo bajo gris, se oye el llanto de los pájaros escondidos, se oculta también el astro y las manos se clavan en los bolsillos vacíos. Qué decir desde este rincón solitario, todo queda al arbitrio de los jueces metereológicos.

    Ayer lloró mi alma.

    Qué pena me asiste con un grito desgarrado en la garganta y después la paz. Como si hubiera expulsado a Lucifer, el ángel del mal. Viene además la distancia y el sentimiento, paso a paso dado en la dirección equivocada, se corrompe. Fragancia marchita de las flores abandonadas. Qué espejo se atrevería a reflejar el fondo turbio del estanque donde moramos.

    Las horas se pierden en un abismo de emociones maltrechas.

    Me arrimo al árbol de los libros y atisbo entre sus ramas una plegaria sanadora. Cómo vislumbrar lo cierto o lo incierto de este camino. Sin embargo persiste y me lleva a seguir tus huellas de amor incondicional. Sofocan las palabras de la debilidad y los rituales aparecen necesarios como una danza tribal. Mientras los designios de los símbolos se esperan con entusiasta devoción. Asumo parte de la ceremonia y no miento, son reminiscencias de la infancia.

    Qué haría con mis dudas frente a él que me ignora. Tal vez ya sea tarde para predicar con el ejemplo, será por esa causa que miro al cielo tormentoso y callo. Todavía no he osado inmiscuirte en los rezos acostumbrados, como mantras que me sirven de escudo.

    Sólo volver a verte con tiempo para medir tu indiferencia y saber si puedo incluirte en la oración hechizada.





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