miércoles, 25 de noviembre de 2009

APUNTE XVI






Defectuosa formación del plural


Disfraz, persona unitiva (Lezama Lima)



Cuántos días baldíos
haciéndome pasar por lo que soy.

Máscara sin memoria, líbrame
de parecerme a aquel que me suplanta.

Uno solo será mi semejante

(José Manuel Caballero Bonald)


* * *


Oyó la despedida del motor sobre los adoquines, empecinados en albergar estirpe de ciudad con historia. Y allí arriba, el lastre, ese vacío tan pesado, en el inerior de su pecho. De pronto sintió que la noche se enfriaba hasta congelarle la esperanza. Esperanza de que aquel portazo y temblor de aldaba, manotazo al silencio en el prólogo de esa madrugada, no fuese sino un inciso entre latido y latido. Pero el pulso no volvía, los números de la esfera avanzaban y comenzó a temer a la ira, montando la cabalgadura metálica. La angustia le diseñó formas y más formas del cuerpo tendido sobre la sangre.

Se levantó y fumó la desesperación de dos o tres cigarrillos. Abrió las ventanas a la calle muda, cómplice de su miedo. El frío abrió una brecha en su espalda y decidió volver a la cama, para anudarse a la sábanas, rodando sobre sí misma y su inquietud.

Más tarde, cuando el cansancio comenzaba a sustituir probabilidades y premoniciones de definitiva ausencia, captó a lo lejos el sonido del motor acercándose. Sintió nuevamente el pulso y la respiración acomodó su ritmo a la calma de los pasos que ya subían los peldaños de las escaleras.

Cerró los ojos cuando la llave giró en la cerradura y esperó...







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