miércoles, 30 de diciembre de 2009

30/12/2009 - Miércoles.



"Contra lo obligatorio (y conviene recordar que el placer o la victoria se convierten en parte fundamental de nuestras obligaciones por motivos estrictamente neurológicos), la curiosidad y el interés impreciso nos regalan un suave descanso, una siesta para el espíritu y, en fin, un saludable entretenimiento. De ahí que existan no sólo los peces raros sino libros raros que nos hablan de ellos y de otras muchas rarezas, y de ahí que existan lectores que no pretenden más (ni menos) que ser turistas de la sabiduría, expertos en nada, aprendices despistados, fanáticos de causas aparentemente inútiles, detectives aficionados".(UN CORAZÓN DIFERENTE, Ray Loriga - Babelia)



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Fiarse de la aptitud que suelen demostrar en ocasiones los dedos, dirigiéndose hacia el lomo entre multitudes de lomos, tacto, vista, el título y el nombre, muchas veces desconocido, del caballero o la dama que cabalgan entre tantos y confían su acento, devoción, emoción y talento a los corazones que se acercan con sus yemas dispuestas a arrebatarles de ese lugar impreciso…

Aquél digo bailando bajo una luna crecida, soy, aunque no sea nada ya y agote las últimas horas de un año que sólo se ha salvado entre líneas, subrayando apenas algunos días de serena gloria, entrecomillando lo poético de un viernes o un miércoles, señalando con papelitos de colores el mes menos solitario en versos…

Aquél digo tomando asiento entre sombras borrosas de un diálogo y respiro la imagen correspondiente, la semana próxima me prometo verla y leerla o leerla y verla antes de que el sabor a derrota se detenga cada mañana en el café…

Aquél digo sabiendo que abriré el misterio en un rincón solitario y saborearé el paisaje jamás visitado y me aferraré al abrazo y beso que siempre deseé…

Aquél digo el menos raro ante mi espejo…











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