lunes, 30 de noviembre de 2009

Lunes, 30 de noviembre de 2009.





Hoy, para variar, cuento sin ficción, digo, solamente. El fin de semana no fue bien, estuve un poco destartalada físicamente y las energías no me asistieron, ni me asisten en estos momentos, como para sacarle brillo a la tecla. Tampoco es que sea obligatorio escribir algo, a quién puede interesarle, me pregunto en este limbo al que hemos ido a parar, como si se nos hubiera perdido algo, o como si sustituyéramos la oración devota por este palabreo sin destino ni objetivo alguno. Sin embargo, parece que falta algo si no dejo mi "palabrita" en esta esquina, no sé, es algo extraño... ¿QUÉ ME PASA DOCTOR?

El caso es que la semana pasada fui a echarle la bronca a otro bloguero por cuestiones de este tipo, que si para qué sirve un blog, que si es o no una adicción... y le pegué unos ladridos como los del mal llamado Tobi -no tengo ni idea de cómo se llama-, que empieza a las ocho menos diez de la mañana y no para hasta y diez. Manía le tengo al perrito, con lo que me gustan. Después me arrepentí y le pedí disculpas, porque bien mirado, quién soy yo para reprocharle a nadie lo que escriba en su blog, allá él, si no me gusta lo que escribe con no acercarme o volver otro día que me guste lo que dice... No suelo hacerlo, discutir así en el aire, seguramente me tocó una fibra sensible, DOCTOR. Mea culpa.

También la semana pasada (algo debía de estar incubando, DOCTOR), me dediqué al cotilleo cibernético. Me pasé dándole vueltas al Facebook con el objetivo primordial de aprender sus utilidades y acabé como una cotilla de barrio mirándole "el muro" a todo nombre y apellido que me venía a la mente, ¡ay, PINK FLOID, que la red a veces me puede! Pero digo yo que no es nada malo, ya que ponemos ahí nuestras cositas para que los demás las vean, ¿no? Bah, me perdono el cotilleo, esto no merece terapia, DOCTOR.

El domingo llovió, al fin, qué ganas tenía de que lloviera. Salí a empaparme y todo de la alegría, a pesar de estar pachucha. Me costó, tuve que esforzarme mucho, parecía que tenía las articulaciones oxidadas y me faltaba fuelle, pero lo logré. Caminé cuesta abajo primero y después remonté hasta los aledaños del Rastro. Me gustó el centro de Madrid mojado y atestado de paraguas. Compré el periódico, tabaco y fui a la farmacia en busca de ESPIDIFEN. Despacito, desanduve mis pasos y volví a casa.

Y nada, que como sigo algo agotada con este virus raro que me está atacando, pensé que lo mejor era comentar tal cual lo que es, sin adornos ni fantasía.

* * *

Ah, si alguien se pasa por casualidad y lee, gracias y mil besos.







NOTA ACLARATORIA (PARA SUSPICACES Y DEMÁS RAREZAS):

Esta nota es absolutamente innecesaria, porque yo también escribo, intentando no ofender a nadie, lo que quiero. Y si algo es mal interpretado, el problema no es mío sino de quién lee y lo que guarda en su mente.

El "¿QUÉ ME PASA DOCTOR" es un juego de palabras relacionado con el título de la película protagonizada por Barbra Streisand.

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