martes, 16 de febrero de 2010

Un intervalo.


A veces un intervalo.

El chico de Blanca Nieves va en metro. Observa y piensa.

Las nevadas y la lluvia se suceden.

Hay cosas que no hacen ninguna gracia, sin embargo sonreimos obligados por un protocolo social.

Cuando suena el despertador en el zoo, nadie tiene que echar mano del abrigo de piel sintética. No hay nada mejor que la propia piel.

La nanotecnología y otros avances científicos, resolverán muchos problemas y curarán enfermedades. El lado oscuro también, como en todo, encontrará su espacio. Los chips que identifican a nuestros perrillos son anacrónicos en comparación con lo que ya existe. La imaginación en la isla del tesoro de la tecnología, duda por temor a emular a Verne, Don Julio. Inutilmente, por supuesto, porque la imaginación es imparable.



Leí, estos días, en relación al terremoto de Haití, que cualquier indigente europeo vive con más posibilidades que un ciudadano de la castigada isla.

A veces, un intervalo, sacar el hocico fuera del agua y respirar. Detenerse para continuar. Parar, recapitular y seguir.

A veces.











jueves, 4 de febrero de 2010

Imagina X

El siglo XXI está siendo testigo de una nueva revolución científica e industrial de la mano de la Nanotecnología, la manipulación de la materia a escala molecular. Nanorobots circulando por las arterias, aparatos que se auto- replican, materiales que se auto-reparan, ordenadores invisibles, chips con ADN, biochips, nanosatélites y teleportación de la materia, son sólo algunos de los prodigios que anuncia la ciencia para el nuevo milenio.



[…]


Billones de dispositivos que a su vez se comunican entre sí y se coordinan para tomar decisiones. Estos dispositivos formarían un "network" en comunicación con superordenadores exteriores y se depositarían por medio de una inofensiva explosión de un proyectil en el sitio deseado. Ellos mismos podrían moverse y mandar información. Por ejemplo, podrían insertarse, porque llevarían un sensor para ello, en el oído de las personas y retransmitirían todo lo que hablan todas las personas en donde se han insertado. Cuando el superodernador exterior identificase a la persona o personas decidiría si actuar contra ellas o no. (Nanotecnología, secretos ocultos e inmortalidad, Eva Chaparro IBLNEWS - http://www.redcientifica.com/doc/doc200112220001.html )

* * *

En la siguiente ocasión que Dunia desapareció en los servicios, obsesionada en corregir su aspecto demacrado, Walter aprovechó para llamar a George. Era bastante normal que George le llamase si estaba en el Instituto trabajando, sin embargo algo le hacía sospechar que la situación tenía visos de ser extraordinaria.

Cuando Dunia regresó colgó de inmediato y el intento de darle a su actitud un aire relajado, llamó la atención de ella.

-¿Ocurre algo, Walter?

-Nada, ¿por qué lo preguntas?

-Me pareció ver una sombra de preocupación en tu rostro. ¿Con quién hablabas?

-Con George. Está trabajando en un proyecto nuevo y quería consultarme algo. Nada importante. Estoy un poco preocupado por tus mareos, sería conveniente que te viera un médico.

-No será nada, he estado trabajando mucho y todavía no me he recuperado.

Subieron al coche y emprendieron el camino de vuelta a la ciudad. Ambos miraban hacia el frente, el horizonte se estaba tiñendo de añil y sus miradas de cierta desconfianza.



miércoles, 3 de febrero de 2010

Imagina IX

“En el Caribe puedes estar bañándote en el mar, tan tranquilo, y de pronto llega un tiburón y te come una pierna. Puede parecer exagerado pero es verdad. Un tiburón puede comerte una pierna o puede comerte entero, eso depende del hambre que tenga”. (Lo peor de todo, Ray Loriga)



* * *






El día transcurrió con la serenidad de ese cielo gris inmutable. La inquietud de Walter fue cediendo y logró olvidar que usaba a su novia como cobaya en un experimento, ni siquiera se planteó esa cuestión o la parte moral de la misma.

 Dunia, ajena todavía a lo que le sucedía, repasó varias veces el maquillaje de sus ojeras, primero en la encantadora casa rural donde desayunaron y después en el restaurante donde comieron una exquisita carne de jabalí.

Mientras paseaban a la orilla del río, Walter recibió una llamada desde el Instituto, era George o al menos el teléfono de su despacho. No contestó.






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