miércoles, 15 de mayo de 2024

CARÁCTER DIFÍCIL

 

Siempre había tenido un carácter difícil, tosco... También era de pocas palabras. Esa forma de ser no le había proporcionado muchos amigos y desde que falleció su mujer su soledad se había acrecentado. Su único hijo había dejado el pueblo cuando era muy joven y durante esos años se habían comunicado escasamente. Se vieron una vez al año en las fiestas navideñas, en el pueblo, él se había negado a abandonar su casa para visitar a su hijo, y a la mujer de éste, en la ciudad.

El hijo le dio la noticia por teléfono y él sin demasiado entusiasmo le había dado la enhorabuena. Sin embargo, cuando colgó el auricular, no sintió nada especial, todo seguía siendo igual para él. Tal vez notó más vacía que de costumbre la casa.

Los días y los meses pasaban con su rutina silente, hasta que por fin el hijo volvió a llamar. Le dijo que todo había ido bien, que en un mes aproximadamente irían a visitarlo. Sintió algo parecido a la ilusión y salió a la finca a recoger unos tomates.

El día de la visita llegó sin que él advirtiera ningún cambio. Ese día, después de mucho tiempo, se miró curioso en el espejo, tratando de reconocerse.

El claxon le anunció que la familia estaba allí. Salió a recibirlos.

Su hijo se acercó a él con la hija entre sus brazos, para que la tomara en su regazo y él la tomó.

Aquel ser diminuto abrió los ojos, él pensó que lo miraba con mejor intención que el espejo. Un escalofrío le recorrió las vértebras al sentir la cálida temperatura de la niña.

Miró a su hijo mientras le resbalabandos lágrimas tibias por las mejillas. Soy abuelo, dijo.




lunes, 13 de mayo de 2024

PLAGA

 


No exagero al decirlo: el techo del salón se había convertido en un encuentro festivo de mariposas marrones. Se habló de una plaga proveniente de África. En el balcón sucumbían las plantas devoradas por esas maestras del aleteo.

En aquella época, mi gatita Freud tenía aproximadamente cuatro meses, lo cual, ante mi asombro, no le impedía trepar a los muebles más altos en un inútil intento de cazar alguna. Su pose de cazadora felina al acecho nos hacía mucha gracia y no perdíamos ni uno solo de sus movimientos.

Las mariposas tarde o temprano volaban, con el supuesto propósito de abandonar la casa, puesto que su apetito voraz ya había sido satisfecho. Ese vuelo atolondrado por alcanzar el exterior le daba una oportunidad a la gatita y sus primeros pasos en el arte de cazar insectos. Con sus patitas las alcanzaba y de un golpe las tiraba contra el suelo, donde agonizaban.

Las pocas mariposas que quedaban enganchadas al techo, poco a poco abandonaban el territorio del animal felino y nos dejaban en paz.

Freud era un victorioso repelente contra insectos.




viernes, 26 de abril de 2024

LATIDOS

 

Eran los últimos meses y hacía mucho calor. Andar era algo dificultoso, aún así salía a caminar orgullosa de mi desfigura. Ya sé que la palabra no existe pero a ella no le importa, lo primero que hará, pasado un tiempo, será inventarse palabras. Mantengo una conversación silenciosa con ella mientras caminamos por el parque. Respirar el aire colmado del aroma de los eucaliptos nos reanima. Sus movimientos son enérgicos, ha crecido tanto que los veo: mi vestido se mueve y cambia de forma. Ahora me suenan las tripas y sonrío pensando en cómo oirá ella ese sonido. Iremos a merendar algo y luego continuaremos el paseo hacia casa. Mañana tengo consulta médica. Desde que está ella me preocupo un poco cada vez que acudo. Tomamos un par de rosquillas y un café con leche. Ya han dejado de croar mis tripas, ella se mantiene a la escucha, pero no le diré nada hasta volvamos a la calle, en el bar hay bastante gente y no me oiría bien. Además, pueden pensar que estoy un poco loca.

Son las ocho y ella ya está despierta, lo he sentido en el estómago, una mano o un pie. La consulta es a las diez.

En la sala de espera no hay nadie y ella está algo inquieta. Nos viene a buscar la enfermera y entramos en el consultorio. Hay luces intermitentes en los aparatos. Me parece que la mayoría son azules, mi color favorito. El médico me saluda y me pide que me tumbe sobre la camilla junto a las luces. Mi vestido sube hacia arriba y su forma queda descubierta. El médico sonríe y me pone una especie de estetoscopio sobre el vientre, activa una palanquita diminuta y las luces azules parpadean rápido acompañadas por un sonido parecido al de un tambor. Entonces nos tranquilizamos, el ritmo veloz de las luces marcan los latidos de su corazón. Mi hija está en buena forma y el mes próximo nacerá.




domingo, 7 de abril de 2024

CITA CON EL PRESENTE



Las páginas del cuaderno repletas de sonidos

que perforan el discurso

de un sol oculto

que ruge y va instalando

en el horizonte su circular perfil.

Nado contra la corriente

de los sillones tranquilos

y va serenándose todo alrededor.

Apenas quedan recuerdos

de las letras que, encendidas,

pronunciaban tu nombre.

Ahora la calma, envejeciendo,

se atreve a imitar una parodia

de amores eternos.

Quién que diga

los eslóganes íntimos

de los abrazos tan perdidos

en las cumbres nevadas

y en las playas

sedientas de bajamar.

Yo cuidando la vida que me rodea

en tanto el horror se aleja de los minutos más desiertos

y de voz más sonora.

La luna aparece

cuando los cuerpos ya laten

en los bordes de las canciones

y se desdicen desde la piel del tiempo.

Qué simulacro

en las visiones vespertinas

del juego vital con una baraja marcada

sobre la mesa de los tahúres.


No hay ganadores ni perdedores

en la cita con el presente.





domingo, 17 de marzo de 2024

LABIOS DESNUDOS

 Desde allí se deslizan las palabras que querías oír,

todas buenas, prometedora amalgana en presente

y alivio de los desmesurados sentimientos.


Los labios desnudos en movimiento emotivo

de los que surgen la paz necesaria

y el permiso del llanto.


Labios gráciles a los que estás agradecida

y aguardan, además, la lluvia de misterios,

como una cadena de besos que no tiranizan la piel.


Observando su pálpito y recordándolo luego,

sueles ir al sueño como a una visita redentora.



sábado, 16 de marzo de 2024

SANGRE


Morirse de miedo en la pesadilla:

él me dispara entre los ojos y sonríe

porque al fin ha terminado conmigo,

pero yo me levanto muerta

y conservando mi ropa de durmiente

salgo a dar un paseo

para que todos sepan de su maldad infinita.

La sangre resbala por mi nariz y me pinta la boca,

permanezco callada fuera ya de su influencia.

Y desde las nubes llegan sus imperativas amenazas,

inútiles, pues ya me ha dado muerte

y recorro las calles donde habita el verdugo.

Todos han visto y saben,

pero nada dicen, nada hacen

en favor de mi sangre derramada,

siguen acogiendo los pasos del asesino.


miércoles, 28 de febrero de 2024

XXI


 


    Como un vocabulario la piel también crece. Adherida a los huesos recita, siembra la semilla del aliento y los adjetivos más esplendorosos se deslizan vértebra a vértebra por el camino de la noche. No te nombra más que el silente tacto de las estrellas lejanas. Qué diría un verso transgresor y evanescente rodeando la cintura de la playa, en la que se imprimieron nuestros pasos juveniles.

    Éste es otro tiempo suspendido sobre la cornisa del edificio en el que yace la piel joven. No nos acercamos a él sino con un pensamiento nostálgico, que deriva de nuestro cabello nevado.

    Las manos alejadas de cualquier acto de ternura, se muestran parcas en susurros y ya no enseñan caricias o saludos de ahora. Brindan aplausos huérfanos de emociones y se esconden en los bolsillos de otras pieles del pasado. ¿Por qué arrebatarles un posible futuro?

    Hay, en clave, un enigma que pretende con su magia instalarse en un presente ilusionado.



martes, 20 de febrero de 2024

XX

 


    Mañana plomiza con tentáculos al cuello: un tempo de promesa primaveral. Vestimenta confusa, las calles se disfrazan con una gama de abrigos y chaquetas. Las temperaturas sufren desvaríos y caen escalón a escalón en un mínimo calor húmedo. Sobran guantes y bufandas.

    Mi pensamiento está exento de ramas desnudas, sólo el verde me alcanza.

    Mis ojos ven la vitalidad en la calle: caminantes, apenas el sol envía sus rayos. Cuando la casa aprieta y las paredes se acercan demasiado voy. Ellos pasean bajo los árboles de la peatonal.

    Pienso en esos amores que surgen al dar vuelta a la esquina de la vida. Era otro tiempo:desmesurado almacén de emociones.

    La taza de café humea y vuelvo a la juventud, cuando pensaba que allí se escondía el genio. Frotaba la cerámica y calentaba mis manos por la promesa silente de hacer acto de presencia. ¿Qué le diría al genio sobre los deseos del presente?

    Le hablaría de mi pequeña vida. De las horas enamoradas de los segundos y de los minutos. Quizá de un tiempo deformado por la sensación de acelerar en los relojes: una carrera de números simbólicos.

    Una pequeña vida sin hadas madrinas salvadoras. Porque ahora es distinto, mis manos y mis ojos sienten de otra forma las maneras de los días, sencillos como entonces, pero sentidos esencialmente diferentes.





sábado, 17 de febrero de 2024

XIX

 

    Cuando se incrustan las horas en el frío, y todo es invierno, sumo temblores de monedas en el bolsillo. Dejo entonces de amar el norte helado y rememoro el cielo de mis noches infantiles: veranos sin capillas, en el sur del hemisferio sur.

    Silbaba como los chicos y mis rodillas arañadas trepaban árboles con respeto.

    Ya pasaron muchos relojes de arena, dunas de años mayores desde aquella playa y sus aromas silvestres.

    Ahora mi estirpe vira y trae azogues desvaídos. Los ciempiés del latido emocionado al borde de un abismal concierto de días, sobre la meseta de las almas tardías.

    Cuando amaina el rostro del frío, navego contracorriente y giro a una primavera ancestral en la soledad de los cuartos.

    Una canción desciende cayendo en las sospechas de los siglos. Cuánto tiempo enfrascados en la bella mentira que sujeta el pasado. El presente da vueltas y engaña al ojo con un centrifugado que marea: baja y con rocas colmadas de vida, donde aparecían las estrellas de mar.

    El sol pone sus patitas de escarabajo sobre las lomas del horizonte y yo me rindo entre las páginas de los libros que me cercan: templos templados, plegarias y otras historias.





martes, 13 de febrero de 2024

XVIII

 



    Habla mucho este silencio herrumbroso de goznes oxidados. Murmura tras los espejos, el silencioso tiempo, con sus señales dibujadas en el rostro y en las manos. Silencio que silenciosamente exhibe discursos en clave recorriendo, de una en una, las ventanas. Alcanza los patios con una imitación de nocturnos grillos, las palabras amorosas esconden sus alas bajo los lechos habitados por sueños diluidos, como de agua tibia. Me dice secretos pasados. El oráculo de su voz presagia una vida plena y madura. Los colores de este silencio se extinguen en la madrugada con un rumor de aves dormidas.

    Soy dueña de mi silencio henchido de nombres, saludos y versos a deshora.




domingo, 4 de febrero de 2024

SIN TÍTULO - XVII

 


    Las primeras horas del día eran primordiales para mantener la calma de ese mar proceloso, que tendía a levantarse contra la playa, agitando los sentimientos. El graznido de las gaviotas, reiterativo, pronunciaba ecos en la lejanía de las barcas que regresaban con sus tesoros, mientras ella paseaba, plegando sus brazos en un gesto que abarcaba sus propias tormentas.

    El sueño vendría intacto de la mano de los sonidos de la luz adormecida, extendiendo imágenes poéticas en la noche prodigiosa que había atendido a los ruegos enviados. Fiebre de los últimos años añorando veladas plenas de significado.

    Nocturnidad fantasma y miedo transparente, otorgando la escasez a sus noches esquivas y presas del maltrato del ladrón que habitaba los recodos sin luz, cultivando la guerra, muerte de la paz.

    Qué objetivo triste y vano perseguía el acosador no invitado al banquete de los sueños eternos y simbólicamente bellos.

    Ella, así, dormida en el rompeolas, olvidaba la locura de su enemigo e intentaba continuar viva para sanar su alma y romper sus grilletes. Eso estaba claro, el enemigo sólo aspiraba a la muerte, pues todo fallecía bajo sus torpes manos.




jueves, 11 de enero de 2024

SIN TÍTULO - XVI

 

     Era mía esa perla joven que guardaba en el cuenco joyero, como una bendición para perdonar. Lo he perdonado casi todo, me faltan los ladrones del sueño y ese robo no sé perdonarlo.

    Las noches vacías me asustan con su negrura, ese pasadizo sin nomenclatura que me arrastra sin piedad por las horas.

    La memoria de los sueños es un legado eterno y santo. El hurto de las imágenes nocturnas es un delito grave. Por qué se queda el día incompleto en la fallida mañana, al salir del claustro divino. ¿No debería hacer espuma la ola onírica sino telar oscuro y alterar así el paisaje del Hacedor? La curación no es posible sin ese rincón tan bellamente creado para todas las noches memoriosas.

    Así, en la umbría matinal, el perdón huye de signos rotos.


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