martes, 16 de febrero de 2010

Un intervalo.


A veces un intervalo.

El chico de Blanca Nieves va en metro. Observa y piensa.

Las nevadas y la lluvia se suceden.

Hay cosas que no hacen ninguna gracia, sin embargo sonreimos obligados por un protocolo social.

Cuando suena el despertador en el zoo, nadie tiene que echar mano del abrigo de piel sintética. No hay nada mejor que la propia piel.

La nanotecnología y otros avances científicos, resolverán muchos problemas y curarán enfermedades. El lado oscuro también, como en todo, encontrará su espacio. Los chips que identifican a nuestros perrillos son anacrónicos en comparación con lo que ya existe. La imaginación en la isla del tesoro de la tecnología, duda por temor a emular a Verne, Don Julio. Inutilmente, por supuesto, porque la imaginación es imparable.



Leí, estos días, en relación al terremoto de Haití, que cualquier indigente europeo vive con más posibilidades que un ciudadano de la castigada isla.

A veces, un intervalo, sacar el hocico fuera del agua y respirar. Detenerse para continuar. Parar, recapitular y seguir.

A veces.











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