miércoles, 29 de abril de 2009

LA LEY DE LA GRAVEDAD













MONÓLOGO ( I )


El mundo nunca fue redondo, aunque sea redondo, y yo cuando era niña -¡hace tanto ya!- creía que los barcos no se hundían sino que resbalaban en la curva. Todavía no había aprendido que la gravedad existe, es decir, que los barcos se hunden. Y la gravedad fue adquiriendo importancia a medida que fui ganando estatura, cronológica claro, porque de la otra me quedé más bien corta. Después escuché eso de que “más dura será la caída”, tardé mucho en comprender la frase, la verdad es que me la tuvieron que explicar con “pelos y señales”. No es que fuera inocente, mas bien era torpe y jamás llegué a alturas significativas, por lo que me costó realmente aprehender el verdadero significado de frase tan ilustre. Lamentablemente, sólo he podido hacer comparaciones fantásticas entre la altura a la que se puede llegar estando en el último piso de una “torre”, por ejemplo, cuando un avión alcanza velocidad de “crucero” y las construcciones se convierten en maqueta o recordando el “vértigo” en alguna atracción de “feria” como el “pulpo” o la “montaña rusa”. Ahí sí imaginé lo dura que podría ser la caída. No obstante, lo más alto desde lo que me he caído fue de la rama de un árbol, de cría, cual si fuera una bellota (no tenía ni idea de que existía el “BARÓN RAMPANTE”, ni el “BARÓN ROJO” tampoco).

Románticamente hablando, es cierto que se experimenta una elevación considerable cuando uno/a es atacado por eso que se llama “enamoramiento” y la sensación de “subida”, de pies para qué os quiero si nunca os posáis en el suelo, hace que en la “bajada” la velocidad se multiplique hasta el extremo de perder todos los puntos y el “carnet” incluido. Durísima la caída. En esos momentos uno/a solo piensa en lo fácil que le resultaba a “Meripopins” alzar el vuelo y aterrizar, sin grandes aspavientos y sólo con la ayuda de un vulgar paraguas: SUPERCALIFRAGILISTICOESPIALIDOSO… Ahora bien, la realidad es algo completamente distinto de lo cual ni Peter Pan ni Campanilla llegaron a enterarse.

Aún así, aunque más dura vaya a ser la caída, nada mejor que estar o sentirse enamorado/a y navegar viento en popa a toda vela o planear sobre la cima de una montaña, sin el temor a LA LEY DE LA GRAVEDAD.

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