* * *
El día transcurrió con la serenidad de ese cielo gris inmutable. La inquietud de Walter fue cediendo y logró olvidar que usaba a su novia como cobaya en un experimento, ni siquiera se planteó esa cuestión o la parte moral de la misma.
Dunia, ajena todavía a lo que le sucedía, repasó varias veces el maquillaje de sus ojeras, primero en la encantadora casa rural donde desayunaron y después en el restaurante donde comieron una exquisita carne de jabalí.
Mientras paseaban a la orilla del río, Walter recibió una llamada desde el Instituto, era George o al menos el teléfono de su despacho. No contestó.
Dunia, ajena todavía a lo que le sucedía, repasó varias veces el maquillaje de sus ojeras, primero en la encantadora casa rural donde desayunaron y después en el restaurante donde comieron una exquisita carne de jabalí.
Mientras paseaban a la orilla del río, Walter recibió una llamada desde el Instituto, era George o al menos el teléfono de su despacho. No contestó.