viernes, 12 de junio de 2009

DIARIO/BALDOSAS III


Burbujas.
Absorbe aire como si estallara hacia adentro, se hunde en la quietud del agua y resucita tras una estampida de burbujas. Le ha costado mucho levantarse. Tuve que pasearme hasta el final del pasillo con la jarra de café humeante, entrar en su dormitorio y convencerle a base de fragancia. Ahora está sumergido en la bañera, parece un pez atrapado en un vaso de agua.

(Ayer. 06:30h- No podía dormir. Decidí ponerme las deportivas y bajar a caminar un par de horas. También me puse tu jersey azul. No sé cómo vino a parar a la maleta entre el resto de la ropa. Ni siquiera lo había lavado. Todavía huele a ti. Conté cincuenta baldosas hasta la esquina, un hábito que me ha sido contagiado, a veces un tic nervioso. Al dar la vuelta me topé con una parejita casi incrustada en la pared. Tan jóvenes. Tan temprano, o tan tarde para ellos. Casi sentí vergüenza del entrevero de manos, piernas, bocas, formando una sola pieza alejada de mi realidad en exceso rutinaria. Recuerdo que a estas horas la ciudad permanecía totalmente dormida. Todo ha cambiado, yo ya no uso calcetines hasta las rodillas y los horarios modificaron sus costumbres. Hay pocas personas todavía pero algunos bares ya han encendido las luces y otros las están apagando. Camino a buen ritmo, a mi espalda le viene bien este ejercicio. Rodeo la playa y después me dirijo hacia el interior, callejeando hasta llegar a casa. Todo está en silencio.

“Abrí las manos al mar como si pudiera detener su estirpe de piratas y agradecí esa calma silenciosa, que había planeado una mañana clara y tibia.”

08:30h- Pongo café y enciendo el ordenador. Hay dos correos nuevos, uno de Charly y otro de Lucía. Aún no contesté los de ayer. Por supuesto, no hay ningún correo tuyo.)

11:00h- Ha salido a dar un paseo, sin demasiada convicción. Está tan pálido. Ron se quedó sentado en el recibidor, hasta que oyó cómo se cerraba el portal del edificio. Después vino hasta la cocina, bebió y fue a acostarse en la alfombra de mi habitación, resignado a la adopción provisional.

(Baldosas y recuento. Los poemas no leídos y la sombra de la apatía, el olvido y la derrota, recostada en un diván lúcido. El tiempo cura las nubes y la tormenta. El horizonte, bandeja de oro, sirve su oráculo. La arena caliente de la tarde simula tu cuerpo: espejismo soñado, tu pecho sostiene la lágrima del éxtasis. Despierta soy de una palabra que no pronuncio, porque la victoria es siempre el sentimiento.)

00:10h- “AMOR”, me duermo.

ME GUSTA

Seguidores

"Te podría contar..."




Archivo del blog