jueves, 9 de septiembre de 2010

SIN DIARIO XXXVI


Paralelas que conforman la avenida iluminada. Asomarse a una ciudad anterior y ver la ciudad que es hoy.

Entre las calles, una realidad y una ficción.

Dar con los nudillos de todo ese tiempo en cada ventana y mostrarle al callado firmamento el fantasma de los nombres inventados, de los nombres que nunca han sido sino renglones de soledad entretenida en preciados tejidos. Y en esa red, pila bautismal, capturar exóticos peces, hoy realidades de nombres en ciernes.

Neón tras neón, discurso vertiginoso de la geometría nocturna, como ángeles custodios sobre el entramado de su incesante actividad. Y después, despertando sueños, la percusión del alba vidrio a vidrio, segmento a segmento y en los rincones que aguardan un fragmento de la melodía.






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