Las habitaciones vacías tienen los secretos al aire.
Qué ráfaga de viento dice el nombre de antiguos habitantes.
La casa llora por nosotras y guarda un silencio añil
de promesa verdadera.
Mis manos acogerán los bienes y regresarán mis sueños.
Seré, clara expectativa en un susurro
y las rendijas de las noches emitirán los sortilegios más hermosos.
Estarás conmigo, compañera y viajera ausente.
Serás, de algún modo, cada poema escrito en tu sutil presencia.