jueves, 25 de junio de 2009

POEMA AL ASTRO DE LUZ MEMORIAL

Macedonio Fernandez
POEMA AL ASTRO DE LUZ MEMORIAL

Poema a la memoria en lo astral//(Yo todo lo voy diciendo para matar la muerte en "Ella")//TESIS: Es más Cielo la Luna que el Cielo, si una Cordialidad de la Altura es lo que buscamos.//Astro terranalicio de la luz segunda/astro terranalicio de la luz dulce/que con aventura extraña visitas las noches de la tierra, unas sí y otras no, pero siempre de una /noche para otra con diversa libertad de visita, siempre o más breve o más detenida/y cada serie de tus visitas comienzas tímidamente y mitad decreces noche a noche y mitad /decreces noche a noche, haciéndote un visitante diferente de noche en noche, para en mínimo /ser cual comenzaste partir a un no volver de algunos días.//Astro terranalicio de un día sí y otro no, de una vez más y otra menos, pero que no dejas nunca/ /de serlo.//¿Para qué astro eres entonces visita de sus noches, pues no eres terrenal en tus ciertas /ausencias, o es que los otros días piensas en ti sola como sólo en la tierra en las noches de tu /plena luz?//Dile a un poeta que no lo sabe todo, si está hecha tu ausencia con un pensar en ti, o quizá con /un lucir a otro. Porque poeta es saberlo todo.//Trechos de tu órbita la tierra no los sabe, y ella tan cierta está de algún imposible tuyo para /tenerse en sus noches y este amor alternante no se enduda, en tanto en mí, hombre de /continuidad en humano amor me puso incurablemente en sospecha.//Pero te amamos tanto, astro de la luz segunda, tu dulce luz tanto amamos memorizando a la /tierra el sol no presente con tu luz recuerdo; yo al menos te amo tanto, que cuando vuelves /ceso de creer en tu ausencia de ayer y de otros días. También como la tierra, yo creo que sólo /por imposible ayer no estabas.//Astro memorioso que esmeras un día de cada dos en tocar de diurnidad la noche terrenal, cual /si supieras que la memoria solar de la tierra solaricia es desfalleciente de un día a otro /alternado día y si antes y después le has de hacer noches diurnales a la tierra y lo haces tú, tú /que no tienes olvido por ausencia, tú que ausente por noches fías en la memoria de ti por la /tierra, inquiétaste por la memoria solar de la tierra.//Tutora de la fidelidad terrenal al recuerdo del sol, en eso eres solaricia; pero eres terranalicia en /tu fidelidad de compañía a la órbita de la tierra.//He comprendido un misterio tuyo pero éste no.//Terranalicia tú, solaricia la tierra ¿es que velas por toda la memoria en el mundo y amas más /las memorias, por más reales, que los presentes? Aquí callo sin comprender.//¿O es que no nos vienes en tu amor sino en un menos amor y en principal cuida del amor /solario de la tierra?//Cuando te veo recién arribada, alcanzado por ti nuestro borde, pareciendo vacilar allí y como a /emprender un rodar a lo largo del horizonte por gustarlo, y luego te pliegas a un ascenso ¿qué /nos quieres decir así?//Quedemos sin saberlo hoy también; mañana, más tarde —para qué son nuestros días sino para /trabajar más y otra vez los misterios— más enérgicamente, en buena hora de mi espíritu /contemplaré, escucharé el misterio de tu sentido en el misterio todo.//Cuando tú quieres ser el ojo del ciprés y con un mirar obseso aferras nuestra contemplación /debemos comprenderte dolorida, tanto como cuando nosotros en un no poder ya resistir nos /revolvemos como tú ahora/oh único astro que mira/(pues todos los otros saetan ásperos de chispas que nunca miraron).//Oh único astro de mirada,/nos revolvemos clamando hacia el no ser.//Y ya ahora te desprendiste del follaje y tiendes hacia el horizonte,/te serenas, vagas/y cuando la nubecilla en gran viento flota, te aguzas flecha disparada de ella vertiginosa/para detenerte, serenarte cuando huiste bastante de aquel pasajero copo al que le opusiste tu /fuga, caprichosa triste/y complacida de tu juego y nuestro asombro, nos encaras con ligereza/y en fin vas cayendo con ladeado mirar distraído hacia el borde del mundo.//Y ya te fuiste, con tus pobres dichas y quejas./En toda la andanza, sólo en el perfil de los cipreses lloraste, y tanto que pediste nuestra piedad./Y ahora por faltar tuyo un cielo sin mirada en las noches,/ahora sólo habrá astros que agitan, no tú que acompañas.//Oh, sí, acompañas/con cuántas gracias saltas de copa en copa siguiéndonos entre los árboles con tus saltitos de luz/ a sombras.//El único mirar dulce que viene de lo alto es el tuyo/el chispear del viaje de indiferencia de las otras estrellas molesta y agita, y no nos mira.//Heridos de ellas, corremos a ti cuando apareces/y con dolor nuestro comienza la ausencia tuya.//Sí; porque pudiera que el móvil chispear de las estrellas sea dolor como hay dolor en nosotros/pero es que tú, luna, que también sufres, miras y acompañas.//Eres más sabia o afortunada en la mitigación participante.//Qué es la luna no lo sabemos hombres y aun artistas y poetas, qué sentido tiene su ser y sus /modos, su adhesión a la tierra, su seguimiento al sol, su mediación mnemónica entre la tierra y /el sol y por qué quiere hacer diurnales unas y no otras de las noches terrenas, y tantas cosas /más neciamente explicadas, que de ella ignoramos pero que sólo puede explicarlas la doctrina /del misterio.//Que el sol te atrae, que la tierra también, que recibes la luz del sol y sin amor, por fuerza la /reflejas a la tierra, éstas no son explicaciones; no se nos dice por qué el sol brilla, por qué en /torno suyo gira la luna en torno de la tierra, ya que pudo ser otramente; por qué hay una luz /interceptable, por qué hay una luz que tiene sombras, por qué ceden a su paso unas cosas y /otras no y hay lo opaco y lo traslúcido.//Mecánica dirá por qué, pero yo no pregunto sino para qué razón para el alma, pues conciencia/ se anula si admite un mundo rígido, y todo el porqué físico no es más que decirme el antes de /algo, o sea una evasión no una respuesta.//Lo que anhelamos explicar es qué debemos sentir y adivinar ante estos hechos, ante el /comportamiento lunar, qué nos quiere decir y de qué manera concierta con el misterio total /único. La espontaneidad, el acontecer libre, no es una respuesta; es un renunciamiento/ explicativo.//Todavía no poeta, no soy poeta, no hay poeta, pues de eso no se sabe. Hasta ahora, pues, sólo /vivimos.//Debió enseñarsenos y debimos entenderlo antes que nuestro saber ignorado innato y luego /nuestro acto nos hicieran gustar por primera vez el pecho materno. ¿Pero cómo, se dirá, ha de /esperar el niño a conocer el sentido de la luna para empezar a nutrirse, si en tanto morirá? /¿Pero por qué, digo yo, ha de precisar nutrirse antes de entender el sentido de la luna y se ha/ de morir si deja lo uno por lo otro? La ciencia nada explica, es evidente; pero el poeta no lo dijo /nunca tampoco, aún.//Y yo miraré la próxima luna todavía sin entenderla.//Oh luna, que puede amarse, bien me pareces pobrecita del cielo.//

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