lunes, 16 de noviembre de 2009

Canciones



Los extremos, creo, no suelen tocarse, salvo si son "extremos derechos" y con pelota o balón.

Porque andaba rebuscando en "el baúl de los recuerdos" y me encontré con estas joyitas extremas, por un lado JOAN MANUEL SERRAT con "Romance de Curro El Palmo" y "Macarras de la moral"; y por otro, los comienzos de MANOLO GARCÍA en LOS BURROS, antes de EL ÚLTIMO DE LA FILA con "Jamón del mono" y "Mi novia se llamaba Ramón", las dejo aquí como si fueran poemas recién cocidos por algún autor de estos momentos y sus vanguardias.




ROMANCE DE CURRO EL PALMO



La vida y la muerte
bordada en la boca
tenía Merceditas
la del guardarropa.
La del guardarropa
del tablao del "Lacio",
un gitano falso
ex-bufón de palacio.



Alcahuete noble
que al oír los tiros
recogió sus capas
y se pegó el piro.
Se acabó el jaleo
y el racionamiento
se llenó el bolsillo
y montó este invento,
en donde "El Palmo"
lloró cantando...



Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar.
Ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha.
Ay, mi amor
que me desvela la verdad.
Entre tú y yo, la soledad
y un manojillo de escarcha.



Mil veces le pide...
y mil veces que "nones"
de compartir sueños
cama y macarrones.
Le dice burlona...
..."Carita gitana,
cómo hacer buen vino
de una cepa enana".



Y Curro se muerde
los labios y calla
pues no hizo la mili
por no dar la talla.
Y quien calla, otorga,
como dice el dicho,
y Curro se muere
por ese mal bicho.



¡Ay! quién fuese abrigo
pa' andar contigo...



Buscando el olvido
se dio a la bebida,
al mus, las quinielas...
Y en horas perdidas
se leyó enterito
a Don Marcial Lafuente,
por no ir tras su paso
como un penitente.



Y una noche, mientras
palmeaba farrucas,
se escapó Mercedes
con un "curapupas"
de clínica propia
y Rolls de contrabando
y entre palma y palma
Curro fue palmando.



Entre cantares
por soleares.



Quizá fue la pena
o falta de hierro...
el caso es que un día
nos tocó ir de entierro.
Pésames y flores
y una lagrimita
que dejó ir la Patro
al cerrar la cajita.



A mano derecha
según se va al cielo,
veréis un tablao
que montó Frascuelo,
en donde cada noche
pa' las buenas almas
el Currito "El Palmo"
sigue dando palmas.



Y canta sus males
por "celestiales".







LOS MACARRAS DE LA MORAL



Sin prisa pero sin pausa,
como el "calabobos",
desde la más tierna infancia
preparan el cebo:
"Si no te comes la sopa
te llevará el coco..."
"Los tocamientos impuros
te dejarán ciego...".



Y te acosan de por vida
azuzando el miedo,
pescando en el río turbio
del pecado y la virtud,
vendiendo gato por liebre
a costa de un credo
que fabrica platos rotos
que acabas pagando tú.



Son la salsa
de la farsa.
El meollo,
del mal rollo.
La mecha
de la sospecha.
La llama
de la jindama.



Son el alma
de la alarma,
del recelo
y del canguelo.
Los chulapos
del gazapo.



Los macarras
de la moral.



Anunciando apocalipsis
van de salvadores
y si les dejas te pierdes
infaliblemente.
Manipulan nuestros sueños
y nuestros temores,
sabedores de que el miedo
nunca es inocente.



Hay que seguirlas a ciegas
y serles devoto.
Creerles a pies juntillas
y darles la razón
que: "El que no se quede quieto
no sale en la foto..."
"Quien se sale del rebaño,
destierro y excomunión".



Sin prisa pero sin pausa,
esos carcamales
organizan sus cruzadas
contra el hombre libre
más o menos responsable
de todos los males
porque piensan por su cuenta.
Sueñan y lo dicen.



Si no fueran tan temibles
nos darían risa.
Si no fueran tan dañinos
nos darían lástima.
Porque como los fantasmas,
sin pausa y sin prisa,
no son nada si les quitas
la sábana.




JAMÓN DE MONO


El mono en su palmera se despierta;
descubre a su mamá en el suelo muerta.
-"¡Mamá! ¡Comida! ¡O pierdo la vida!"-.
La selva penaliza de por vida
al mono que no encuentra su comida.
-"¡Mamá! ¡Comida! ¡O pierdo la vida!"-.
El mono mira al cielo mientras canta,
y lo hace con un nudo en la garganta;
el mono ya no quiere sus juguetes,
ahora sólo quiere cacahuetes.
Come el mono cacahué.
No se quiere morir,
parece que prefiere vivir,
después de mucho andar
decide pararse a descansar.
El mono se sienta ante un almacén
y cuando lo ve no lo puede creer,
entre otros productos contiene el almacén cacahué... hué!
Come cacahué, come cacahué.
El mono ya no llora, se siente fuerte
y piensa que ha tenido mucha suerte;
el muy imbécil cree que su comida,
le puede ya durar toda la vida.
Hoy es el día del mono lechón,
su día de suerte, su gran ocasión,
tiene cacahué rico para comer,
tantos que no caben en un camión.
Hoy es el día del mono lechón,
su día de suerte, su gran ocasión,
tiene cacahué rico para comer,
tantos que no caben en un camión.
Come cacahué, come cacahué...
No hay nada tan jodido como el hambre,
que puede convertirte en un fiambre.
-"¡Salvé la vida! ¡Ya tengo comida!"-.
El almacén será su nueva casa,
es el mono más rico de Mombasa.
-"¡Salvé la vida! ¡Ya tengo comida!"-.
El mono adquiere el rango de un artista,
tiene más tiempo libre que un taxista,
hasta que una noche, sin darse cuenta,
come mil cacahuetes y revienta.
Hoy es el día del mono lechón,
su día de suerte, su gran ocasión,
tiene cacahué rico para comer,
tantos que no caben en un camión.
Hoy es el día del mono lechón,
su día de suerte, su gran ocasión,
tiene cacahué rico para comer,
tantos que no caben en un camión.
Come cacahué, come cacahué...



MI NOVIA SE LLAMABA RAMÓN


Estoy triste. Ayer mismo mi novia murió.
Tan bonita y un camión me la atropelló.
Su bello cuerpo quedó aplastado, su cráneo botó como un balón,
su nombre no es de los que se olvidan, mi novia se llamaba Ramón.
Tantos años saliendo juntos a pasear
y el dinero que con ella yo llegué a gastar.
Ya nunca más iremos al baile. Ya nunca más iremos al bar.
Todo se convirtió en un recuerdo, mi novia se llamaba Ramón.
Mi novia se llamaba Ramón, eso qué más da, se murió muy deprisa;
las palabras que terminan en "ón" esas suelen ser para morirse de risa.
Mi novia se llamaba Ramón, y eso qué más da, una chica muy lista;
sus besos, sus palabras de amor, se van a quedar siempre en la autopista,
como notas de una canción.


Estoy triste. Ayer mismo mi novia murió.
Tan bonita y un camión me la atropelló.
Su bello cuerpo quedó aplastado, su cráneo botó como un balón,
su nombre no es de los que se olvidan, mi novia se llamaba Ramón.
Mi novia se llamaba Ramón, y eso qué más da, se murió muy deprisa;
las palabras que terminan en "ón" esas suelen ser para morirse de risa.
Mi novia se llamaba Ramón, eso qué más da, una chica muy lista;
sus besos, sus palabras de amor, se van a quedar siempre en la autopista,
Mi novia se llamaba Ramón, eso qué más da, se murió muy deprisa;
las palabras que terminan en "ón" esas suelen ser para morirse de risa...







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