lunes, 28 de diciembre de 2009

28/12/2009 - Lunes.





“La mosca pega un buen trago de ginebra enmascarada. Caramba, Jerusalem, se dice, ¿no es la bebida mejor cuánto más se bebe? Lo que antes parecía áspero se ha vuelto de pronto suave como besar un guante de seda. Caramba, se dice después de otro sorbo, ¿no es el doctor Trífero más alto que hace apenas un segundo? ¿No se está estirando algo mientras algo se encoge? ¿No están todas las cosas tomando mi medida?” (Trífero, Ray Loriga)


* * *

Era especial, holandesa. Tiré de la anilla y pensé que tal vez así sería cómo se activan esos artilugios en las guerras. Después miré en el interior de la lata, comprobé que a pesar de su supuesto origen no había un tulipán dentro. Y estuvo bien de sabor, al compás de viejos y eternos rockeros. La sala en la fiesta, el baile y los motoristas vestidos con sus trajes de cuero aparcados en el sofá.

Si hay un cuento de noche de invierno interior o noche interior de invierno, el duende lo narró a partes proporcionales de los claros de luna y las nubes cargadas, en distintos libros y con distintas manos y caligrafías.

De pronto, a mis pies la madre abnegada de Samsa intenta poner a mi insecto boca abajo. ¡Qué alivio! La forma de agitar sus patitas empezaba a ponerme nerviosa y bailar alrededor de un hijo metamorfoseado me pareció irreverente. Tengo un ligero recuerdo de sardinas corriendo por un monte, pensé en aquel monte del olvido donde estarían clavadas las cruces y un cruce de caminos que dio en una explanada.

A pesar de todo los árboles volvieron a encenderse y a derramar sus hojas sobre veredas y carrocerías de coches parados junto al borde del poema que ya no se escribe solo. Soltaban sus tintes en la falda de la tarde y robaban la sombra de la voz en un anuncio extravagante de paquetes con lazos brillantes, como si fuera tan sencillo imitar el destello extinguido que recorre el firmamento.

Al subir hasta la cima, detengo el aliento en los satélites y envío la coordenada precisa del beso que había extraviado. Y si mañana, al final del túnel, no hallo fragmentado el vidrio y veo el abrazo de todas las expectativas, caminaré otra vez como si jamás hubiese caído.


 
 
 
 
 
 
 

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