martes, 1 de junio de 2010

Brindis.



Este temporal a destiempo, estas rejas en las niñas de mis
ojos, esta pequeña historia de amor que se cierra como un
abanico que abierto mostraba a la bella alucinada: la más
desnuda del bosque en el silencio musical de los abrazos.

(NAUFRAGIO INCONCLUSO, Alejandra Pizarnik)


Sobre la copa colmada, dibuja la bombilla desangelada, una estrella de noche victoriosa. Las derrotas huyen de los renglones del alma y precipitan su angustia fuera del papel. Alcanzado el principio del puente, que embargará la claridad del día con su simulacro de velos y danzas aladas, dedico un rincón amable a los trofeos. Brindo. Bailo el líquido amable en su cuenca de mirada fervorosa. Te miro. Y, como si esta apuesta virtual con el imaginario, fuese lo único que puedo hacer en medio de la inmensidad oceánica de las dudas, propongo tu nombre a los dioses.

Ya desnuda, retornar a los carnavales del esquivo anonimato, sería absurdo. Así pues, podrás ponerte mi nombre de sombrero, cuando el sol te alquile un lugar incómodo, sin buena sombra a la que arrimarse.
 
 




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