sábado, 4 de julio de 2009

DIARIO IX

11:12h- No puedo creer que esté tomando el primer café de la mañana, en esta media mañana de carnaval soñado.

(Gorjeo. Haces de luz tenue en las rendijas de la persiana. Este dormitorio remolonea entre incomprensibles trinos –cómo pueden las aves obviar tanto cemento- y la furiosa huída de una moto apagando los demás sonidos. Nebulosa arrastra mirada hacia el reloj, que ha traicionado a los impetuosos amaneceres de estridencias nerviosas. Y aquel mordisco sonrisa que le faltaba a la Luna, en el caldero tibio de la noche, transgredió mi máscara de dama preocupada. Fueron algodones, instantes de paz regalados y una ferviente claudicación a la cercana y desconocida piel en la sombra. Que a la oscuridad, luego, la saliva del sol la convidó a un calor renovado. De la mano del interior de la noche, llegaron los labios de la distancia y el inexplicable vértigo, vértice que exclama una conjunción enigma venciendo cualquier pronóstico. Es así, supongo, como la derrota vira a victoria. Y te beso.)

14:14h- Diario, ya sé, ¿cuántos días sin escribir (t)?

(03/04.07.09)

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