Al día siguiente, despertó renovada. Delante del espejo imitó EL GRITO de Munch, escalando las notas musicales: DO, RE, MI, FA, SOL, LA ,SI...
Síiiiiiiiiiiiiiii, yo Faaaaaaaaaaaaaaaaa.
Y después, rostro fresco, café -¿te querré?-, tarareando... , "eres mi mitad"...
Vale, lo acepto, besaré al sapo con todo mi cariño.