¿Recuerdas cuando entreteníamos los verbos en símiles de astros y sembrábamos plenilunios sobre los interminables espacios que imponía la distancia?
Te busqué en todos los remites, en los extraños “asuntos” y en los confusos mensajes de plegarias e imágenes. Soñé la epidermis de tu espacio en éste tan lejano a tus costumbres, como si te hubieras convertido a la lengua primitiva de mis besos de papel.