domingo, 6 de diciembre de 2009

06/12/2009 - Domingo.





Buenos días. Sabes que la nube, ampliando sus márgenes, depositó barnices. Ya. Ni cuenta te habías dado.

El parque está casi vacío. Canes y sus dueños y el otoño desmadejándose sobre el césped. No hay moreras en la ciudad, ni la seda de aquellos gusanos de la caja de zapatos. Los finos hilos y el cuento, la ruta... Y si la caricia imita, al tacto del tejido... Los hocicos se acercan, giran en saludo perruno, un salto, un ladrido, otro de respuesta... Olfatean, siguen el rastro, cada día el mismo rincón, la misma esquina... Ha llovido en el sueño de las calles. En el centro y en la cima, la textura y la saliva. El gusano repta sobre la hoja y deja un sonido brillante.

Pero ahora es la hora de los aperitivos tardíos: olivas -otra textura- y la malta de la cerveza, en las papilas.











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