sábado, 5 de marzo de 2011

LXIV (64)




23:32h-Coincidencia otra vez. Cifra reversible, como algunas gabardinas. La lluvia no, la lluvia no es reversible, aunque la fuerza de la gravedad puede ofrecer el misterio de la lluvia en un hemisferio y al tiempo en sus antípodas.

Por la tarde busqué en internet significados y leyendas sobre el hinojo. No es casualidad que la abuela haya dejado esa hierba entre las hojas del diario. Encontré varias cosas, aparte de sus usos medicinales.

Los fenicios celebraban el solsticio de verano con el fin de invocar la lluvia, para ello plantaban hinojo en macetas de barro en torno a la imagen de Adonis. Germinaban y se marchitaban rápidamente debido al calor. Esto significaba la muerte y resurrección del efímero Adonis. La festividad se llamaba Adonia y finalizaba arrojando las macetas con el hinojo seco y otras plantas al mar o a un manantial cercano, junto con imágenes del dios.

En la Europa medieval colgaban guirnaldas de hinojo encima de las puertas el día del solsticio de verano, así mantenían alejadas a las brujas. En los Pirineos se ataban ramos de hinojo sobre los tejados para protegerse de la magia adversa o magia negra.

En el siglo XVI, en el norte de Italia, las brujas buenas o benandante, luchaban durante la noche con las brujas diabólicas, armadas con manojos de hinojo. Libraban estas batallas, en un estado de conciencia alterada, cuatro veces al año, protegiendo de este modo la fertilidad de los campos y favoreciendo las abundantes cosechas.

Los romanos observaron cómo las serpientes, tras mudar la piel, se frotaban contra las plantas de hinojo, mejorando así su visión. Después de la muda, los ojos de las serpientes están lechosos y ciegos, aclarándose posteriormente.

Muerte, resurrección, alejamiento del mal y visión más clara, me digo, te digo, abuela. ¿Sería ese tu mensaje, que llega ahora desde donde estés? Y es, además, tu confesión de haber leído, intuyo.

Dejo de escribir, enciendo un cigarrillo y me asomo a la ventana. La oscuridad borra perfiles y la esquina minúscula de mar que se ve desde aquí, pero está ahí…

01:00h-¿Qué palabra significaría más que el acto en el que sucumbe el cautiverio?

Oblicua pared observadora de sueños rotos, de estallidos, aullidos y tropiezos, entre esa realidad obligada y el derecho arrebatado, quizás un alud de fantasmas pesados modelando otra estancia donde puedas conservar tus imágenes.

Pero ahora la certeza es blanca y busca su altura, su nombre perdido, su ambición cotidiana, sus plantas vivas -fuera de la sequedad del disparo traidor-, su amalgama de desaciertos y escasas virtudes..., la piel del día que jamás existió y del día que jamás debió existir... , la mirada perdida sobre la belleza y sus latidos entusiasmados, la vía de escape de los versos guardados y todo lo que no ha sido en el tiempo extinguido...


 
 
 
 
 
 

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