viernes, 3 de septiembre de 2010

SIN DIARIO XXXIII

Como una luz al fondo del abismo, continúa en su marco oscuro la luna. En ninguna de las azoteas circundantes está tendido el miedo de antaño, ni la torpeza de la mentira como sanadora inmediata.


Queda el espacio desnudo absorbiendo horizonte.


Querido diario: ayer estaba tan nerviosa que no podía escribir. Tardé mucho en dormirme y me hubiese gustado contar lo que había pasado, pero no podía. Sólo podía pensar, una y otra vez en todo lo ocurrido desde que subí al autobús por la mañana.

Soy otra. Si se lo digo a alguien va a pensar que estoy loca. No lo estoy, o sí, un poco, no loca de verdad, sólo... loca de una manera pasajera, o no. Quisiera seguir así siempre. Por favor, que no se me pase nunca...

En su pequeño oasis, el diario, la niña describe la mañana y el suceso que la ha transformado. Revive y marca la fecha de una frontera traspasada.

No vio a Vampi al subir al autobús. No tuvo tiempo de asustarse. La voz de él le susurró desde atrás, junto a su oído. Estoy aquí. Y Amanda supo que al girarse, empezaría algo que sólo había imaginado. En la mirada hubo un tácito acuerdo. Bajaron del autobús con los pasos de la rebelión.

Sé muchas cosas de ti. Eso no puede ser, sólo nos vemos en el autobús. Desde que nos encontramos en aquel bar, donde no bailabas con tus amigos. Y me mordiste la mano... No te hice daño, ¿verdad? No, pero tienes una forma un poco extraña de expresarte. Hace mucho tiempo los hombres besaban las manos de las mujeres. Sí, pero no las mordían. Lo estaban deseando, no se atrevían. Te lo imaginas, no lo sabes, no todos estarían deseando morder las manos que besaban. No estarían deseando morder todas las manos, sólo algunas manos. ¿Eres tú el que llama por las mañanas y no contesta? ¿Alguien llama por las mañanas a tu casa y no contesta? Sospecho que eres tú. Ten cuidado, los tipos que hacen esas cosas están chalados. Tú estás un poco chalado. Y te gusto.

Amanda lo mira y sonríe.

Te sientes muy seguro de ti mismo. ¿Tú no? No. Yo tampoco, es una apreciación errónea. ¿Entonces? Hago algunas cosas porque las siento así y otras porque cómo iba a llamar tú atención si no, entre tanto buitre. Buitres, ni más ni menos. Sí, esos pájaros que revolotean sobre las presas. Tú haces lo mismo. Ya, pero soy el buitre que te gusta. Lo ves, como eres un poco chulo.

Vampi la coge de la mano.

Vamos por aquí, hay una plaza. Lo sé, conozco la ciudad. ¿Te apetece ir a esa plaza? Sí. Tienes un hermano muy simpático. ¿Conoces a Raúl? Y Raúl conoce a mi hermana, están en la misma clase. Por eso sabes cosas de mí, mi hermanito es un bocazas. No, no lo es, es pequeño todavía. ¿No lo sabes? Le gusta mi hermana. ¿Ah, sí? Seguro que hay un montón de cosas que no sabes de tu hermano. No cuenta nada, Raúl también es un poco raro. Y un romántico, corta flores y se las lleva a mi hermana, ella sí me lo cuenta todo. ¿Por qué no bailabas aquel día? ¿Y tú? A mí me dolía un pie. Ya, botas nuevas. Te fijaste. Sí. ¿Nunca bailas? Algunas veces, ese día no me apetecía. Si hubiese estado bailando no habrías tenido la oportunidad de morderme la mano. Es verdad.

Llegan a la plaza.

¿Nos sentamos un rato? Vale.

Y antes de sentarse, Vampi la abraza y se besan. Aquel beso que a ojos de cualquiera parecería no terminar nunca, Amanda lo vive como un viaje a toda velocidad por un mundo extraño, donde todo gira hacia el centro de la tierra. Como si el límite de los dos cuerpos se hubiese diluído.

No se separan. Se miran y vuelven a besarse y luego permanecen abrazados un rato.

¿Nos sentamos? Estoy algo mareada.

Él se ríe.

No tiene gracia. Me río porque yo también estoy un poco mareado. Nunca me habían besado. No puedo decir lo mismo, puedo decir que nunca había sentido lo que sentí besándote, te besaría toda la mañana.

Ella se ríe.

Qué loco estás. Tú también estás un poco loca, es la única explicación para que estés aquí sentada y hayas permitido que un caníbal te besara. A lo mejor tienes razón. Ha sido muy extraño. ¿Qué? El beso, lo que he sentido. ¿Te gustó? ¿Tú que crees? Te gustó mucho. Sí.






ME GUSTA

Seguidores

"Te podría contar..."




Archivo del blog