Chaflanes para bifurcaciones, esquinas sorprendidas, cruces y convergencias acodadas en una barra. Y la conversación fue a la caricia y la caricia escribió sobre la piel de una de aquellas noches, cambiándole la intención al verso.
Desconcertado, el deseo, empeñó sus besos y puso entre líneas y sábanas la devoción de las oraciones: plegaria del tacto sobre tu espalda... y abrazo.