“…Así que la teosiengarnia que hay en la Sexta calle debe de ser una librería teológica. Seguramente, si se tiene en cuenta lo que allí exponen. Los específicos van por secciones: La absolventia, la teodictina, la metafórica; hay toda una gran sala y las ventas se realizan con un fondo de discreta música de órgano. Además, es posible obtener específicos para todas las creencias, pues allí ofrecen la cristina y la anticristina, el arimanol, el ormusdal, el coptoeutopko, el sacrantal, este último con un embalaje de aureola resplandeciente. Todo ello se vende en comprimidos, píldoras, jarabes, gotas o pastillas y hasta en chupetes para los niños.
No me lo creía, pero me convencí de tales innovaciones. Después de tomarme cuatro comprimidos de algebrina, dominaba, sin saber cómo, las matemáticas superiores sin esforzarme en lo más mínimo por mi parte. En una palabra: el saber se asimila ahora a través del estómago”. (Congreso de futurología, STANISLAW LEM)
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Dunia seleccionó una emisora de jazz y se recostó en su asiento. Ambos permanecieron en silencio, aunque se dirigieron una mirada de complicidad y ternura. Sin embargo, el Dr. Pickup no podía abstraerse de cierta inquietud frente a la evidencia de esos síntomas que había mencionado su novia y a su demacrado rostro. Instintivamente palpó en el bolsillo interno de su cazadora el envase en el que portaba la mezcla química. Recordó el fin de semana en el que Dunia había viajado a visitar a su hermana. Fue el momento en que él procedió a la instalación de los microrepetidores de señal del M33 en cada una de las habitaciones del apartamento de ella.
