lunes, 24 de mayo de 2010

... sin vivir en mí.



Sin vivir en mí, ¿vivo? Me ha visto la noche desmadejar voces de hoy y antaño, no decir nada y decirlo todo. Devociones de antes y las venideras en el ara de la hoja blanca. Un vuelo amarillo, como de luz propia, manteniendo el equilibrio en la palma de mi mano, tomando nota de las convergencias trazadas en sus líneas. Dilo: “... y mueres porque no mueres”, en un juego de oraciones sensuales, que sin nombre, alertan a la oscuridad.

Templadas, las azoteas, contemplan la llegada del estío. Como si no hubiera nadie más aquí arriba, el silencio se disfraza con los ecos trepadores, vienen al verso con aire de carnaval apagándose. El invierno huyó, mientras la danza de la Tierra engarzaba sus flores.

¿En qué bosque te escondes duende amante?

Aquella historia de varitas mágicas para el Sueño y un mensaje que atracó en otro puerto, todo, desde ventanas que se abrían y cerraban, parpadeo nervioso del tiempo y su desmesura.

Tres toques y te he convertido en el Genio. Otro cuento. Pero esta noche, sobre la alfombra voladora, no vendrán los cuarenta ladrones.

Se advierte:

QUEDAN DESCONVOCADOS TODOS LOS AQUELARRES.

No sé si será cierto, dicen que todas las brujas van a dedicarse a hacer punto. ¿Seguido? Y aparte, creo que alguna está enamorada...

Caray, con tanto ingrediente para el “feitizo” casi me olvido de lo más importante: envolver el BESO para regalo y poner en la tarjeta un TQ.









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